Viene de la tierra, de su largo viaje por las arterias del corazón del mundo,
inrrumpe en la habitación parecida al primer rayo de luz de la noche,
el suave sonido de sus alas es un nuevo canto de gallo para el insonnio
una flecha que nos atraviesa los oídos adelantando la hora del beso,
El fuego como un armazón para sus alas nos despierta del sonambulismo
cual golpe de rosa sobre la frente.
Farol errante, vuelo del fuego virgen que va y sopla sobre el congelado cristal de la ventana
haciendo titubear con su aliento al abuelo invierno.
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