Me encuentro con genes aventados dentro de mí sin ninguna autorrealización, con esquemas crecidos por imitación descontrolada, y con fuerzas de otra índole ensuciando o limpiando sin ton ni son.
Tengo capacidades languideciendo por no ser rentables, y deseos en marca de agua para que sobresalgan los que la sociedad pintó. Veo mis necesidades enmudecidas porque ya se les olvidó que existe el hablar, y caprichos llevados al matadero por el propio-ajeno convencimiento. Sólo realizo acciones en serie para poder pagar impuestos, y obtengo logros que tienen fecha en el calendario para ser festejados.
Me agacho a recoger mis decisiones y las pongo en la palma de mi mano, juego a hacer figuras con los genes a mi gusto, corro a los esquemas que me han hecho tanto daño, miro a esas fuerzas y no pueden sostenerme la mirada. Revivo mis capacidades, coloreo mis deseos, sacudo mis necesidades, enumero mis caprichos. ¡Hasta que le entendí al juego! Pero… no sé cómo se llama.
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