Busque en medio de Día del Trabajo algo para celebrar y no lo encontré.
Me empiné hasta el fondo y ví todo borroso: alegrías resignadas, jornadas de 25 horas diarias, riesgos patronales esmerilados, cansacios obedientes en sobres quincenales, empresarios justos, injustos, sin categoría; logros laborales con fecha de caducidad, o sin día de inauguración.
Quise escapar de ese día, pero me faltaba la respiración, regrese a trabajar.
Descubrí que los patrones mandaron a pintar las jornadas de trabajo y lo salarios como las cebras, por eso de los Derechos Humanos.
El insomnio por la riqueza consume las carnes, las preocupaciones que atrae ahuyentan el sueño.
Trabajo, Injusticia, huelga. Huelga, injusticia, trabajo; aparecen en el escaparate del uno de mayo… el dos de mayo, todo seguirá igual.
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