Si pudiera ser invisible como una gota transparente
que se funde con las hojas, sería feliz como el sol
moviendo al mundo con sus hilos ocultos.
Si pudiera ser invisible como los pájaros
que se estrellan en la luna y emergen
de los espejismos de la noche, sería feliz
como Dios que nos acomoda los ladrillos
del cerebro y del corazón como una torre de Babel.
Invisible pero viva quisiera ser,
un fantasma que respira, que ama
y se orgasmea por la sangre de la vida,
y traspasar el sinfín de paredes
del sinfín de cosas y no dejar huellas de mi estancia
en el frio suelo.
Invisible pero como un latido que bombea al sentimiento
que se esparce por el aire, traspasa cuerpos, huesos y se
vuelve carne en la placenta de tu mirada.
Etérea, por donde circula la sangre de miles de vidas,
un ave que no puede ser cazada porque su pico es venenoso,
una flor flotante con pétalos de espada,
sería tan feliz si eso llegara a ser.
Si yo no pudiera abrir los rotros de los seres que me siguen
con luciernagas de fuego maldiciendo mi olor fétido de muerta,
si yo no pudiera sembrar en ellos mis semillas, sería tan feliz.
Invisible quiero ser para las especies de miradas que pretenden
crearte, nadie quiero ser y filtrarme por la multitud
que nos compone en los ruidos.
Nadie quiero ser y perderme en el espacios sin que los ojos
de los labios se percaten de mi huida y me den un saludo,
escapar de la genética de las imagenes que se reproducen
en las mentes y evitar quedar presa en algún ojo de cristal.
Invisible para que las miradas no me puedan comprar
y recrearme y destruirme en el espejo de mis penas, solo mía,
no quiero ser de las miradas que nos visten de lodo,
quiero ser la hoja que elige la tierra donde caer
y de vez en cuando prestarme a tus ojos
como algo que cambia de disfraz.
Impactos: 3