Abre mi pecho sin miedos amor mío
como si fuera un armario
que adentro guarda al trompo
que bombea su sangre con cada vuelta.
Es un trompo que nadie escucha,
que nadie quiere y nadie juega,
sólo el niño aliento que en su ocio decide mi vida.
Al abrir mi pecho encontrarás también
un carrete de rojos hilos y unas tijeras,
no dudes en tomarlos para tu fin último
pues apego no les tengo,
son hilos hasta hoy artificiales
y el sino de las tijeras es cortar el hilo podrido de mi pasado.
Junta los hilos y dales de tu sangre,
con tus besos o tu aroma,
tíñelos con ese río rojo que te conoce,
que ha acompañado tu vida
y es tiempo que ha recorrido tu cuerpo,
arrastrando lo mejor de tus memorias.
Enreda los hilos en el trompo y lánzalo al vacío,
a esas extrañas geometrías del destino
que ya no me interesa controlar al compás de mis deseos.
Deja que el trompo dance guiado por el ritmo de tus manos,
el danzará hasta que tu decidas
sobre la nada de posibilidades incalculables que la vida nos presenta,
si cae torciéndose su sólo pie,
es nada más que un hilo entre tú y yo se ha roto,
yo seguiré, siempre seguiré
como una parte de la nada que era antes de ti.
Ven, abre de par en par el armario, mi pecho,
hoy te cedo el control de mi corazón,
y es que en ti soy,
me vuelvo chispa
y deseo de ser algo más,
nada existiendo por continuidad,
reflejo condicionado e inercia.
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