El tiempo, el tiempo, gota por gota cae en la palangana
cuando el silencio libera al grillo de la jaula y su andar de música invade los corredores,
los cuartos, las azoteas, la casa entera.
Días de gotas cayendo, gotas que son días en la oquedad de la tina.
Los poros del metal y las losas destilan su canto para que el silencio
lo expanda con su coro de ecos por las cúpulas vacías de cubetas,
jarros destapados, techos y lavaderos.
Días de gotas, gotas que son días llueven por pilas oxidadas y me llenan los aposentos
abandonados del corazón con su su gotear constante de recuerdos,
son sus pasos sin reposo desde los senderos del cielo.
´Porque del cielo vienen gota por gota las gotas que son días,
los días de gotas con su melodía de reloj descompuesto.
Cada día con su pecho de agua lleva mis ecos,
momentos que se resisten en el tiempo a evaporarse.
Se pierden los días pasados en la boca de los tanques.
Todo lo vivido por mi alma pierde su esencia en las tuberías del aire.
Llegan a mis manos gotas sin aroma que muestran transparentes la nada del ayer.
Qué será de ellas que caen sin enumeración como las hojas de un calendario
que caen en lagos que crecen en las cuatro paredes de mi cuerpo?
Las hojas del árbol del tiempo que se pierden como barcos en el mar de mis memorias.
El tiempo, el tiempo, sube gota por gota por mis huesos,
se vacían cisternas y estanques para que más días de gotas y gotas que son días caigan.
Caen en mis manos como cristales que se me escapan después de haber dejado una herida,
caen en los ojos del asfalto como agua estacanda.
Caen en el corazón de la tierra, son alimento para el polvo que es su sangre,
lágrimas del tiempo que riegan las semillas del camino, caen y forman el camino.
Cuerda de agua, precario camino que lleva al horizonte donde otra vez pierdo
pierdo al tiempo gota por gota, perfume de mi historia.
Escucho su letania en la palangana, en el silencio de la noche.
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