He abierto mi pecho como una jaula
para que entres tú, noche.
Incontables veces me rehusé a tu llegada,
temiendote oh, rey de las estrellas,
a tí, que guardas en tu pico todos sus cantos.
Hoy te digo, entra, como quien le habla a un pájaro,
te acarició con mi tenue voz y te he puesto semillas y ramas
para que puedas hacer tu nido en mi pecho.
Ven pájaro, noche, pon tus embriones adentro,
te cedo cualquier parte de mi cuerpo,
busca mis ojos si quieres, mi boca, mis manos,
date vida adentro, tantas veces cuantas quieras,
incluso que no alcance el tiempo,
quiero que mi interior sea un oscuro vacío del que broten
tus pájaros como poros.
Ven noche, pájaro e inundame,
que tus mil picos rompan mi piel
cuando ya sea un cáscaron,
deja que tus negras alas se descubran
y despunten en el alba tiñendose del claro rocío del sol
y cada vez que mi ser liebere a tus hijos sean estos lágrimas
dispuestas a fecundar al día.
Que mil pájaros me hundan, me ahoguen por dentro,
dejálos mi dueña, devorar mi alma, gusano de la luna.
sumérgelos en el aire aprisionado y después que salgan
en frenética bandada a conquistar los cielos.
Serán lechuzas al desnudo de la luz y sus plumas caeran como ángeles sobre la tierra
después de haberse deshojado allá en lo alto, del polvo plata de la noche.
Oh ven, pájaro, sombra de la oscuridad,
esta abierto mi pecho, sus rejas son anchas,
y esconderé la llave donde nadie la pueda hallar,
así tú romperás la cándados cuando quieras soltar tus amarras.
Oh ven, hermana, cobijame en tus plumas y danza alrededor de mí y
ante el fuego de las estrellas seré una carroña para alabarte
porque quiero que mis ojos sean los astros, origen de tu plegaria,
y mi boca la piedra por donde brote tu agua
y tu oscuridad hacia el infinito curso de la vida.
Impactos: 5