Un ocaso herido anida en los árboles,
Deshoja el tiempo oxidado,
Va cantando y muere.
Este ocaso se recuesta a mis pies
Como leopardo en el bosque,
Con su calor alumbra a los muertos.
Hay atardeceres que inmigran
Ya que aquí sólo iluminan las gardenias podridas,
Escapan las luciérnagas de los ojos de las mujeres
Y el mar canta a los náufragos
Antes de ser devorados por el Kraken o el olvido.
Los muertos florecen y se consumen
Entre mariposas azules
Y luces heridas cantando al alba.
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