Una ficha guinda de dominó apareció en el piso de una casa silenciosa. Se fue a buscar a otras como ella; salió al patio pero en el sol todas, sin excepción, eran blancas.
Entonces, avanzó de cuarto en cuarto buscando otras; las encontró verdes, azules, amarillas, de todos los colores, pero no guindas; por lo que se le ocurrió pintarse de esos tonos, pero nunca encajó en sus juegos.
Así que decidió bajar al sótano, y ahí encontró que estaban reunidas otras de su color y se alegró mucho, pero todavía no podían completar las veintiocho. Todas ellas no lograron encontrar las que faltaban, a pesar de haberlas buscado en todos los lugares, pero reconocieron que no lo habían hecho en todos los tiempos. No importa, con las que están se arma un interesante juego de opi- niones en la misma frecuencia.
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