Caigo en el espiral del pozo de mi alma
buscando el reflejo entrecortado de la luna,
caigo y palabra soy en el lago que adentro florece de peces.
Como una roca en el agua tiemblo y en sus suaves ondas me sumerjo,
después hoja soy en las azules sedas de la eternidad,
vuelvo a caer y me estremezco perdida en los vientos.
Allí me acogen sonidos de rocas,
pétreos testigos en la noche que habito
El abismo me recibe, una perla soy enterrada en sus arenas,
respiro eco y al beso de las olas desfallezco.
¡Llego a su ojo constelado,
y como piedra de luz me aferro a su pupila!
Me he caído de las escaleras de mis labios al pozo de mi alma,
danzo cual pluma en las faldas ocultas de su río
cristal roto soy en la oscuridad que me teje con hilos de oro,
eco de una sola palabra de entonadas plumas
que se alza en la libertad del silencio y en los valles que engendro.
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