Todo el mundo pierde la cabeza
La imagen es de todos conocida gracias a los memes que se han realizado con ella. Heath Ledger vestido de enfermera, los dientes amarillos y la cara pintada de payaso. Es penetrante por la expresión del guasón y, sobre todo, por el diálogo que nos recuerda.
Nadie se altera cuando las cosas salen de acuerdo al plan. Aun cuando el plan sea espeluznante. .
Si mañana le digo a la prensa que algún pandillero será asesinado, o que un convoy de soldados va a explotar, no van a alterarse. Porque todo es parte del plan…
Pero cuando digo que uno, un significante alcalde morirá…
Todo el mundo pierde la cabeza
Cristopher Nolan es un director que ha incorporado a la ciencia de manera atractiva en sus películas. En El gran truco nos presentaba a un excéntrico Nicola Tesla interpretado por otro excéntrico, David Bowie; en El origen explora las posibilidades de los sueños y el complejo subconsciente. En Batman, el caballero de la noche, nos regala esta bella postal científica. Veamos.
En la escena mencionada, el guasón está tratando de corromper al político justo Harvey Dent, le ha quemado la cara y asesinado a su ser más querido. Aquí viene un momento memorable, le da una pistola y lo invita a dispararle. El Guasón continúa
Introduce un poco de anarquía, altera el orden establecido, y el mundo se volverá un caos. Soy un agente del caos, te digo algo sobre el caos, es justo.
Harvey Dent entonces saca una moneda, “Cara, vives; cruz, mueres”. El guasón sonríe.
No sólo es una épica discusión entre dos villanos, sino también la exposición de dos fenómenos físicos emparentados y sumamente fascinantes: El Caos y el Azar.
El caos nos dice que hay fenómenos imposibles de predecir porque no conocemos a detalle las condiciones iniciales que lo provocaron. Cuando el matemático Lorenz intentó modelar las condiciones atmosféricas para obtener predicciones del clima, se dio cuenta que a pesar de la simplicidad de las ecuaciones, una mínima variación en los datos iniciales producía resultados muy distintos. En una de sus conferencias, este personaje planteó la siguiente pregunta: ¿Puede el aleteo de una mariposa en Brasil provocar un huracán en Texas? Conocido como el efecto mariposa, lo anterior ha sido explotado de manera atractiva en historias asociadas con el viaje en el tiempo, donde al cambiar un poco el pasado se altera profundamente el presente.
Uno de los ejemplos más ilustrativos de este efecto proviene de la literatura. El escritor Ray Bradbury imaginó una agencia de viajes que enviaba a exploradores al pasado, el guía les advertía entonces no tocar nada, ya que podrían alterar la evolución de la historia hasta afectar el presente. Cuando los viajeros regresan a su tiempo, se dan cuenta de que algunas cosas han cambiado, entonces el protagonista se mira las botas y encuentra una mariposa aplastada.
Decimos que el “hubiera” no existe. Cuando pensamos en ello, lo que estamos diciendo es que las condiciones iniciales ya fueron establecidas y no hay modo de cambiarlas, el presente ya fue dictado hace tiempo. Da vértigo el pensar que si la velocidad de expansión del universo hubiera sido un poco más pequeña un segundo después del Big Bang, 0.00000000000000001 menor, el universo se habría contraído y no estaríamos aquí, leyendo y preguntándonos tantas cosas.
El caos es determinista. A pesar de ser impredecibles, los fenómenos caóticos están determinados por las leyes físicas y por un pasado que los inició. Predecir el clima de mañana está condicionado por el clima de hoy, saber donde estarán los planetas en 1000 años depende de saber la posición en que se encuentran hoy; cómo terminará mi día depende de cómo lo inicié, si me hubiera levantado cinco minutos más temprano no me habría tocado ese accidente en la avenida y no habría llegado tarde al trabajo. Seguramente más relajado no habría cometido la torpeza de derramar el café sobre los documentos, entonces no me habría peleado con el jefe y al regresar a casa estaría de mejor humor. Vaya mal día.
El guasón, él mismo lo dice, es un agente del caos, no tiene planes, lo único que hace es establecer las condiciones iniciales para luego observar con malicia hacia dónde se mueve la sociedad.
Vayamos ahora con el otro villano, Dos caras, el caballero del azar. A diferencia del guasón, este personaje no actúa por locura sino por venganza, quiere eliminar a aquellos que le tendieron la trampa y asesinaron a su prometida. Con medio rostro quemado, recorre ciudad gótica con pistola en mano. Cuando encuentra a sus víctimas, decide si eliminarlos o no dependiendo de lo que diga su moneda.
Antes de la llegada de la física cuántica, los físicos pensaban que el azar era sólo una medida de nuestra ignorancia, decían que un evento azaroso era determinista pero debido a su complejidad resultaba imposible predecirlo con exactitud. Lanzar un dado y adivinar su resultado, podría saberse si se supieran todas las variables involucradas: masa del dado, fuerza de lanzamiento, resistencia del aire, entre otras. Lo mismo para una moneda. Se pensaba que todo podría ser predicho si algún día se construyera una máquina super-inteligente que tuviera el poder de conocer detalle la velocidad y posición de todas las partículas así como todas la leyes físicas. Entonces el futuro estaría escrito como en una bola de cristal, bastaría con asomarse a ella para saber qué sucedería. Era el sueño determinista y la muerte del libre albedrío.
El que todo este dicho y predeterminado es una idea que nos hace pensar que carecemos de libertad. Cuando se creía que todo podría estar escrito por la ciencia y que sólo bastaba esperar a que la tecnología aumentara su poder de medición, Heisenberg y su principio de incertidumbre llegaron a rediseñar el concepto de azar, “es imposible conocer al mismo tiempo la velocidad y la posición de una partícula”. No importa cuánto mejore la precisión de nuestras máquinas, a nivel atómico todo se vuelve un asunto de probabilidades.
En un intento de domar el azar fue que se inventó la herramienta de la Estadística y la Probabilidad. Parece que, vista en números, la Suerte nos resulta más al alcance de nuestro intelecto. Así, por ejemplo, frente al desaliento que produce el 0.0000007 % de probabilidad de ganar el premio mayor de la lotería, nos da seguridad el saber que tan sólo es 0.000008 % probable ser atacado por un tiburón.
Si Harvey Dent continúa buscando enemigos y decide asesinarlos o no de acuerdo a su moneda, lo más probable es que la mitad terminen muertos. Batman llega entonces a detener esa barbarie. Elimina a Dos Caras y decide engañar a la sociedad, presenta al villano como mártir, como un político ideal, sin su cara oscura. El héroe decide que, en una ciudad donde gobierna el azar, el orden es una mentira que hay que seguir predicando.
En todo cuento de héroes y villanos, se asocia a los primeros con el orden y la predictibilidad mientras que a los segundos con el desorden y la incertidumbre. El mundo nos parece injusto cuando es caótico y aleatorio, es entonces cuando buscamos patrones, rutinas o ritos que nos hagan creer que tenemos el control. En el incierto juego de los días, el primer movimiento es el aleteo de la mariposa. Hay quien reza al despertar, quien se peina, quien se baña. Hay quien se bebe, con optimismo, una oscura taza de café.
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