Basta de coleccionarlos,
de oniromancia aparente,
de esperanzas tan absurdas,
adiós sueños sin sostenes.
Espantar sueños con guión,
no más predicciones divinas,
ni un porvenir a revelar
o revelaciones maléficas,
¿Se consigue controlar los sueños?
¿Compensan el deseo dormido,
son vagas quimeras sin propósito,
irrealizables acertijos?
Sin importar que tan pesados sean,
tal vez con maravillosos somníferos
se puedan concebir sueños lucidos
listos para su manipulación.
Al caer la noche y cerrar los ojos…
las representaciones fantásticas que el tiempo toma,
invernan entre los recuerdos;
se escapa la oportunidad para domar la conciencia,
para controlar las ensoñaciones
y manejarlas sin contar reglas;
cuando desde los sueños llega la lucidez
para asimilar que despertar
es desentrañar la realidad
de que aún
no se ha conciliado vivir…
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