Tus ojos son a veces ligeras cuerdas con las que juego,
en el silencio los deslizo por mi cuerpo,
cazador de las fieras escondidas en mi piel.
Son a veces hombrecitos que se internan en la espesura
de mis muslos buscando al mar y a sus olas,
donde se entregan a la vida que late bajo sus arrecifes.
Tus ojos son a veces dos grutas
donde busco la beta de un oro jamás rozado,
son dos monedas de doble cara
que caen en los abismos de mis ojos
resonando en ecos que se pierden entre el humo y las caricias.
Son esteras que me conducen al funeral del tiempo,
al amanecer de una luz que no tiene nombre,
donde me salvas de llevar las riendas del carruaje de mi vida,
a veces son dos jaulas, una de oro, otra de plata,
donde alterno mis prisiones y me libero del mundo,
tocadiscos que reproducen la propagación de mis pasiones ,
melodías ininterrumpidas de una tormenta.
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