El primer pájaro que pronunció palabra dijo tu nombre,
y tu nombre como una espada quebró las copas de los árboles,
se enterró en la tierra, fecundó su vientre
de pétalos frutos espinas,
de flora abierta y besada por el eco de tu nombre
Nació un árbol de luz en medio de los nombres,
del murmullo de las hojas,
regresó al juego de la vida como una ficha de madera
en el dominó de la naturaleza.
Tu nombre melodía arcaica
suena al primer arreglo del universo
en el coro de las aves,
viene a mi como un sol fuego luz
para mi piano de hojas,
quiebra la copa de mi cráneo
en un canto de lluvia,
se entierra en mis sueños y los fecunda con maíz
espinas pétalos frutos,
de fauna abierta besada por el eco de tu nombre.
Nace un árbol de luz en medio de mis piernas
que crece por el oscuro túnel de mi cuerpo,
rompe el techo de mi cabeza,
toca el velo entre el rostro del cielo y
el rostro de la tierra con un beso,
con una música del arpa de ramas,
nace entonces en el aire de los nombres,
del murmullo de las nubes,
regresa tu nombre al juego de la cosas
y los seres de madera,
de tierra,
de maíz de oro,
sombra que nombro y surge
en las llamas de la nada.
Nace un árbol que soy yo
en el camino del desierto,
hogar cueva de pájaros,
chimenea de pájaros
que miran a través de un hoyo oscuro
los intermitentes de la luz en fuga,
gritando por asirla a su grito y liberarse
y salir más allá de los confines de mi pecho sin horizontes.
Nace un árbol que eres tú también,
en el río de caminos,
navegando con su remo de raíces,
canoa hogar hoguera,
cueva de chimenea
a la que voy a encontrar mi paz,
a desvestirme de las plumas empolvadas,
a cantar la única canción que sé,
tu nombre, sendero que camina mi voz,
sendero de sangre hacia la luz,
hacia el cielo de tu alma innombrable,
fuente de sonidos para el alfabeto de los ángeles.
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