Su libro se llamaba el Libro de Arena,
porque ni el libro ni la arena tienen ni principio ni fin.
Jorge Luis Borges.
Lo envuelve lo arcano, nadie lo ha visto en siglos;
es intonso , único en su tipo y configuración;
el libro de arena escrito por los dioses o por nadie,
contiene hojas con la verdad, la absoluta e indiscutible respuesta.
Proviene de una interminable biblioteca
algún bibliotecario lo perdió o lo exilió,
para heredar la maldición a alguien más,
deshacerse de tan misterioso espécimen, que nadie supo de él,
hasta este día que ha sido descubierto.
Ansiedad punzante, conocer qué mantiene en sus adentros,
tal vez el cuerpo de miles de musas,
la confesión de todos los secretos humanos,
un relato épico,
las voces de gente olvidada,
el futuro del universo y su final.
Qué curiosidad tan lacerante,
es tan añejo como el tiempo,
con él se creó el universo,
es el manual de la vida y la muerte;
incita leerlo con intensa aplicación, dominar cada página, letra o símbolo,
adueñarse de su contenido ancestral.
Hay miedo de conocer lo prohibido
Y enloquecer con sus enigmas;
que se vuelva una obsesión
o termine despojando de todo futuro,
llevando al mayor sufrimiento
o al nirvana que no se busca.
¿Leerlo o dejarlo a un lado?
cualquier decisión no borrará
el virus de conocer la existencia
del poemario más antiguo.
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