El piano en la playa (segunda parte)

 

Una curiosidad infantil te despertará,

añorarás su historia, su pasado,

exponerlo para que el mundo lo vea.

lo desenterrarás de su tumba de arena;

el sonido diáfano de teclas inmaculadas,

lleno de color esperanza, la ilusión a lo desconocido,

la añoranza de las visiones cuarteadas.

 

Te encontrarás solo, sin ayuda,

tendrás miedo de irte sin el piano,

no poder volver sobre tus huellas;

temerás que quien lo dejó al olvido

regrese y lo aleje por la eternidad.

 

La vista al cielo, sentado junto a él,

sumergido en el dilema, sin noción del tiempo,

imaginarás cada una de las metas que has tenido

las tangentes que tu vida tendría.

 

Caminarás, examinado el entorno,

decidido a llevarte el piano a casa

para revivir cada día la inmensa esperanza.

El piano ya no estará, sin importar cuánto busques,

como espejismo para el sediento en el desierto.

 

Decepcionado caminarás de regreso a tu realidad,

guiado por la urbanidad y sus luces;

olvidarás el misterioso piano

hasta que vuelvas a escapar.

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