Sacas listones de humo de tus ojos
por los que camino para salvarme de la nada,
a tus pestañas de cuerdas me aferro como
una experta equilibrista de su circo de fantasías.
En tus ojos escarbas y salen sonidos
hacia las fronteras del público que espera
en mi ilusoria mirada.
Extraes ases con los que me entrampas,
eriges besos que en péndulos me enredan,
cristales rotos en los que me esparzo
buscando mi ricón entre tu cuerpo.
Tus ojos sombreros sin fondo,
que atrapan fragmentos de las lunas
y escarchas de los días
extraes de ellos serpientes que amansan
mis vuelos en sinfonías de cascabeles,
son montañas, bosques, mares
de donde emergen fieras de sus cantos.
Veo de ellos nacer notas flotantes,
me paseo por sus teclas, voces que me pierden,
palabras de lluvia y truenos
que brotan de una flauta de vida.
Tus ojos baúl de artificios olvidados,
que a las noches de mi mirada se muestran como fantasmas,
me leen los sueños y me encantan con sus fulgores.
Exhumas de ellos sentimientos
que navegan por la luz de las paredes,
donde yo, su eterna expectadora los recibo como rosas.
Tus ojos flores de la pradera, nacen y mueren en olvido,
mas para mi son un puente al horizonte, tus ojos, tus ojos,
gotas de veneno que el mago aplica al moribundo,
son los secretos del agua que circula por mis sienes.
De ellos desentierras agujas
que danzan sus dolores y sus muertes
insertan hilos en mis labios
donde mis esencias se envuelven en la maestría de sus trucos.
Tus ojos agujeros de un tronco
donde la naturaleza esconde piel y almas de otros seres,
son el silencio, el vacío del que emergió la creación,
breves vidas que evolucionan en los mares de mi ensueño.
Niños que se pasean por mi cuerpo
descubriendo perlas para echarlas al vuelo
como el mago a las aves de su sombrero.
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