“Los silencios oscuros envuelven de un humo insoluble
la caricia de las almas sensuales,
mientras el porvenir de un rayo celeste
al sentir la ilusión de un encanto ancestral
desaparece tras la pared del dolor.
El incendio helado que corre por las caderas
cuando la piel llora exquisitos placeres,
la tormenta atropellada que golpea con toda su fuerza el pecho
que le canta su sinfonía,
alucinaciones horrorosas de un ser cayéndose
al fondo de un precipicio infinito”.
Una niña le declamó este poema a un ser de otro mundo llamado Don Solum . Una niña le declamó este poema intentando explicarle el sentimiento del Amor. Él no entendía, la miraba intrigado con sus tres ojos translúcidos.
– Pequeña niña linda, Te comento hoy el efecto nefasto del amor sobre el cerebro, ¡Es la gran enfermedad de la humanidad! Ustedes deberían saberlo ya, ¿Cuántos milenios ha vivido?
¿Y aún no lo entienden?
Sólo estamos para nacer, crecer y morir. Fíjate, nuestros cuerpos se desarrollaron normalmente sin el amor.
Mírame a mí, mírate a ti,
¿No lo ves?
-Sí, lo veo muy bien Don Solum, ¡Eres tan bello! Tu cuerpo irradia oro y tus brazos de fuego me hipnotizan. Al verte mi corazón late al ritmo de un farolillo que se dirige hacia tu cielo. ¿Y no te da curiosidad mi ser de carne y sangre? ¡Imagínate sentir lo que yo siento ahora!
¿Tendrás el poder de leer almas?
¿Quisieras sentirlo?
– ¿Ver la ingenuidad de la humanidad?
La estudiamos en clases de iniciación cuando recién nacimos. Lo recuerdo muy bien, tenía 287 lunas de edad y tuve que aprender la lección del Amor. Nos lo plantaron en el corazón y ocurrió algo muy extraño…
Mis compañeros empezaron a escupir ríos por los ojos mientras otros perdieron la razón. Unos susurraban dichos extraños, y un perfume profano se dejaba oler alrededor . Literalmente fue espantoso, un exceso de cuerpos cuyos sentidos se atraían entre sí mismos.
¡Mitología infame propia de la humanidad! Luego nació el odio y los celos ya que unos eligieron cuerpos decretando que eran suyos, Nació el capital para poder adquirirlos, nació la desigualad para los que sentían la falta, Nació la guerra para olvidar al demonio.
Y me desperté. y abrí los ojos.
Nunca más quise escuchar hablar de Amor.
Amor es horror.
Hoy vivo en paz en un mundo ajeno a los sentimientos.
– Pero no puedes pretender que el Amor es solo algo nefasto,
¡Hiciste de este noble sentimiento una fantasía tuya
por no querer mirarlo de frente!
Evidentemente trae penas, uno llora escupiendo ríos por los ojos,
Y también del amor pueden surgir violencia y rabia.
Pero es solo un proceso de ignorancia
Porque del amor nace como una fusión,
Nace como una esperanza y una creencia,
Nace como respeto y alegría, nace siendo Vida.
¿Cómo puedes vivir sin sentir tal felicidad?
¿Nunca sonríes?
– ¿Qué es sonreír?
– Sonreír es amar,
Sonreír es un pétalo de cielo que plantamos en un sol interior
para iluminar el cuerpo de flores.
Mira , te regalo un pétalo, plántalo en tu corazón y déjalo crecer.
Te prometo un viaje increíble donde lucharás,
pero si logras entenderlo,
conocerás el secreto mítico del ser humano.
Intrigado, Don Solum aceptó su ofrenda y se llevó el pétalo de cielo a su casa. Cerró los ojos y abrió su pecho para colocarle el indecible Amor.
Una sensación fantástica invadió todo su ser,
unas cascadas de nubes acariciaban su cuerpo,
Néctares de delicias lo inundaban de amores encantadores
a los cuales sucedían tormentas y huracanes
que le presionaban los pulmones sangrientos de penas.
Energías titánicas lo maltrataron con una fuerza sin nombre
hasta que desaparecieron.
Luego llegó la calma, la plenitud de un mar pacifico.
Don Solum nadaba y nadaba dirigiéndose
hacia un hoyo de nubes deliciosas
Que quería tocar con sus manos.
Entonces volvió a sentir el placer del néctar de delicias
Que hundía su cuerpo en estrellas doradas.
Y de repente reaparecían fuerzas exasperadas,
un ciclo infinito de penas y satisfacciones.
Cuando abrió los ojos, por primera vez sonrió.
Cuando abrió los ojos, por primera vez vio la realidad de su mundo.
Vivía en un desierto vacío de vida.
Sus compañeros de iniciación habían seguido soñando con ese día en el que les enseñaron el amor verdadero. Ellos conocieron el secreto mítico del ser humano y tomaron la decisión de huir del desierto para llenar de nubes sus corazones vacíos.
Ese día Don Solum encerró a su corazón
en un cofre de piedra amarga
Y no quiso ver más allá de la roca, quedándose en un mutismo fingido Hasta que una noche lo visitó en sus sueños la pequeña niña linda que le había regalado el pétalo de cielo.
“Los silencios oscuros envuelven de un humo insoluble
la caricia de las almas sensuales
Mientras el porvenir de un rayo celeste
al sentir la ilusión de un encanto ancestral
Desaparece tras la pared del dolor.
El incendio helado que corre por las caderas
cuando la piel llora exquisitos placeres,
La tormenta atropellada que golpea con toda su fuerza el pecho
que le canta su sinfonía,
Alucinaciones horrorosas de un ser cayéndose
al fondo de un precipicio infinito,
Alucinaciones venusinas para confundirnos de ilusiones celestes
Y metamorfosear en alas de espuma
la intensidad de un cráter de fuego”.
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