Una equivocación deja una copia atrás
de un error cometido alguna vez, en otro tiempo;
caída muy parecida, de tintes distintos,
con un origen propiciado en una acción arcana.
Las copias de desaciertos se incorporan al olvido,
importa mejorar la calidad en las siguientes;
se crea una nueva y muy atrás otra es ignorada,
cada error se aparta un poco más del original.
Surgidas de una falla que nunca se ha corregido,
sus duplicados se apilan uno sobre del otro,
asechan con multiplicarse de manera continua, por siempre;
producen caminos sin retorno, sin rectificación.
Entre tanta reproducción es difícil acertar
cómo terminar el control del copiado,
en qué punto dejó de ser similar el rastro
de la falla original y su verdadera imagen.
Suponer que cada copia es una imagen exacta
que impide la reproducción de una falla,
es desconocer que cada copia es diferente
y solo al arreglar el original se detiene la calca.
No hay falla irreparable, por más grande,
el recuerdo ofrece el comando para evitar su duplicación,
para eliminar las consecuencias del error inicial,
para que las acciones no sean una cadena de copias.
Impactos: 4