Diálogos

Mensaje 1
Hoy converso contigo Tagore
para que desnudes una estrella ante mis ojos
porque estoy ciega, he perdido mis pétalos.
Todo se me ha ido en este mar de escombros,
tengo miedo amigo, nunca ese desterrado me había aprisionado
tanto.
Tagore hermano, sé el farol de mi barca,
guíame en este río de hojas que son tus versos,
sé también mi bendición en el largo y solitario camino de la noche.
Mi canto se pierde entre el tumulto de melodías, es ya casi una
estrella apagada en el pentagrama del firmamento,
su luz trémula se refugia en la noche tras huir del estruendo del día,
tanto ruido que como un lenguaje de pájaros pretende transgredir las
barreras del lenguaje y transformarse en notas,
sin lograrlo se acumula en mi pecho como una bestia prisionera
que silencia a mis canarios, con su grito viejo y estéril.
Temo amigo que mi canto se rompa adentro de su cajita,
que la llave que le da cuerda se hunda en un vacío donde no pueda
hallarla,
tantas cosas que decir y siento la helada mano del silencio sobre mi
hombro,
como una amenaza para recoger las secas hojas del
murmullo de mi arpa
Socorrome hermano, limpia el veneno de mis manos con tu
sabiduría,
para que puedan otra vez rozar las cuerdas de la lira que rebosante
espera en el corazón.
Que todas las semillas de mi canto rompan la tierra de mi cuerpo,
que emerjan sin fin en el parpadeo de las estrellas,
en el danzar de la lluvia sobre la solitaria calle,
que toda la música que escondo y no he podido reproducir en mis labios,
reviente y se desborde por las piedras de la luna.
Y que el sol se sienta motivado por sus notas aún impregnadas en el
rocío de la mañana.
Oh amigo, mi hermano, socórreme con el brillo de tus pétalos
iluminados en este jardín donde cada aroma y sonido del viento me
dispersan de mi canto, mi propia voz que aún ando buscando en el
largo, frío y solitario camino de la vida como si un extraño me la
hubiera robado de la jaula, donde con encanto su tenue mensaje se
ensamblaba con el cantar de todas las aves.
Respuesta al mensaje 1
Niña de ojos grises en los que contemplo al cielo vacío del atardecer ,
he visto que las aves se ocultan en tu mirada para mudar sus plumas,
así que no repares en tu miedo, déjalo libre en las redes de la noche,
que se levante y vuele abandonando tu ventana.
Tú entrégate a tu reflejo en las estrellas y contempla tu rostro único
que se hunde y pierde en el cielo.
Ve a las fuentes de tu mirada y contempla el danzar de esos peces que
nadan y juguetean en el silencio.
Observa como del vacío que se concentra en tus ojos emerge esa voz
que tanto anhelas,
esa que es solo tuya y nadie ha podido robarte.
Calla a tus oídos y deja al ruido ser, déjalo divertirse por el mundo,
tu libera a tus cantos, ábreles benévola la jaula que tu misma cerraste
con llave.
Déjala a tu voz de agua nutrir y dar frutos en la tierra, deja que se
mesa en las hojas y en las piedras buscando el tintineo del frío o de la
brisa.
Párate en la orilla del río y ve como este con sus manos adormecidas
te trae una piedra o un caracol, destino con el que has de cargar y
extirpar el último aliento de los huesos,
sácale la melodía al eco,
saca el rocío del silencio y ve como de tu voz se adueñan las luces de
la noche.
No temas, nunca temas.
Anda y no te resistas a dejar tus recuerdos en la tierra,
deja tu huella firme en el desierto,
no desistas de encontrar la perla de la que brota el agua de la vida.
Ama tus versos y los que el mundo te responda porque en ellos se
teje tu piel mientras el espíritu alcanza la dulce canción de cuna que
las esferas proclaman.

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