el tiempo construyó castillos en la playa de tu rostro,
dobló su espalda cansada,
liberó en él sus años de corales,
la mirada de los peces que reflejan la historia del mar.
hizo las fortalezas más grandes
hasta que su marea arrugada después del juego
regresó a su roca.
Quedó desolado el rostro,
con el eco de las aves marinas,
la oscuridad pequeña se hizo grande
vino el silencio como una mariposa a sitiar
la ausencia de tu niñez.
y ell tiempo lo dejó brillar porque él es su huella.
En esta noche larga que habito
con los años que tiré de la espalda,
ahí está,
el recuerdo del tiempo cuando era niño,
la mariposa quieta en tu rostro,
como una luz que embellece las ruinas
y se impregna en las alas los símbolos
que dejó la lobreguez en el arenal.
Segundo luminoso en el reloj estático de la madrugada
que a todos nos consume en el fuego de sus horas,
me detiene,
recupera la sombra de mi luz,
se expande,
me sacude las memorias del corazón,
se refleja en mis labios
y ya es sonrisa que se transforma en beso,
polvo para sus alas que me llevan más allá de tus labios,
a la niñez del tiempo, de ti.
Tu sonrisa Lepidoptera
aunque a veces cierra sus alas
es una puerta del tiempo,
para los niños que fuimos.
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