Acto I
El escritor: – Me imagino un lugar vacío que convertiré en una fuente de vida donde los hombres expresarán sus pensamientos y sus emociones. Crearé seres de papeles atormentados y felices que nos permitirán soñar. Durante el tiempo de la representación, viviremos en otro mundo, cruzaremos la frontera de la realidad para irnos al país de la autenticidad, el de los sentimientos humanos.
Los comediantes: – Encarnaremos a esos seres de papeles que nos conmoverán, de nosotros nacerán las emociones, las pasiones y las derrotas. Seremos personajes de excepción, héroes y dioses, hombres buenos y hombres crueles. Seremos como ustedes, a su imagen, de carne y de sangre, para que puedan reírse y llorar con nosotros, para que juntos olvidemos la realidad un momento y dejemos la magia de la ilusión actuar.
Los espectadores: – Viene la hora del espectáculo. Venimos a disfrutar de un arte ancestral, venimos a percibir lo que los comediantes nos están transmitiendo. Tenemos sed de ilusión y es con mucho encanto que participamos a este juego de espejos deformados. Es un misterio fuera de lo común que permite a la imaginación iluminar nuestros fueros internos.
Acto II
El teatro: – Mi encanto busca su origen en las almas de los espíritus y proyecta sus luces interiores con pinceles humanos que dibujan vida en el escenario. A los ojos de los corazones que nos ven, les ofrezco miradas de cuerpos que se contestan mutuamente, les seduzco con un lenguaje que sublimo con poesía, transfiguro lo cotidiano en acontecimientos extraordinarios y metamorfoseo nuestro mundo en un maravilloso cuento de hadas que refleja la profundidad de los seres humanos.
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