A un felino celestial
Asustada estoy,
por el tornado que llegó esta noche,
tempestad salada que arrasó mi endeble equilibrio.
El espanto me obligó a clamar ayuda
bajo tu nombre se extendieron mis súplicas
por fortuna (o desgracia) tu presencia faltó.
Asustada al darme cuenta que te llamaba,
¿por qué he de recurrir a ti?
Como al santo de azul mirar,
me provoca abrazarte y llorar
cuando encuentro tu mirada;
pocos logran arrancarme las tristezas,
extirparlas de la profundidad que las guarda…
Tranquila (algo triste) por una ausencia,
la de ese fruto que creí comenzaba.
El susto por la posibilidad de su existencia
me regaló otra incertidumbre,
pregunté al silencio el porqué de la merma de mi ejercito de defensa.
Asustada al darme cuenta de que algo pasa,
del no poder expresarlo,
de ni siquiera saber de su naturaleza.
Y así, entre sustos y sonrisas, lágrimas y gritos,
va llegando el fin de otra jornada.
La incertidumbre y el miedo,
dueños del orden del mundo,
habitan hoy mi cama.
Impactos: 5