Que hermosas telas tus cabellos de seda y terciopelo
que yo en mi insomnio despierto trepo para llegar a la cima de tu cabeza
que cual cumbre en su rostro me muestra a una estrella lunar en su frente.
Sediento malabarismo de mi cuerpo que me alza en vuelo
hasta los senderos del despoblado firmamento de tu cráneo
donde mis sueños siembran árboles que alimentan de hojas la fuente de tus ojos.
Que bellas telas tus cabellos para ocultar mi danza de contorciones desnudas,
de alas rotas que condenan como serpientes al ritmo decadente de la tierra.
Que velo tan erguido de listones tras el paisaje donde tus ojos reinan
en el imperio desolado de mi cielo.
Buen lugar para escoder mi rostro de la letanía de los días
y comenzar a trepar hasta las huellas del corazón en la frente
y a través de ellas llegar al pecho de la esencia.
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