Junto con los estrógenos, progesterona y testosterona, vienen agarradas las gotas de ideologías que van a aparecer en la pubertad.
¡Qué hay más preciado que un adepto más!, ¿el oro, acciones a la alza en la bolsa de valores, los diamantes, o los millones de like en nuestro sitio?
¡Quién dijo que no somos vulnerables al convencimiento de seguir ciertas ideologías..? ¿Quién lo dijo?
Si la comunicación digital une tanto a los habitantes de este planeta, y los paradigmas ideológicos, trasmitidos por este mismo medio, nos separan igual. ¿Qué conclusión sacamos?
Una blasfemia sería decir que estamos en una época de tolerancia 0; tan actual, tan evolucionada, tan sofisticada; por eso no lo decimos…
¡Cómo convencer a alguien que está en un paradigma ideológico equivocado, si andan por la vida muchos que tratan de convencerme a mí, que yo lo estoy!
“Le dice Pilato: ¿Qué es la verdad?” Y le digo yo: ¿Quién tiene la razón?
Hacer manifestaciones a favor de quitar las ideologías, ¿sería una ideología? El respetarlas, ¿lo sería también?
Una bomba nuclear pude acabar una guerra mundial, pero, una guerra ideológica, ¿qué la acabará?
Me gusta la pluralidad ideológica. Pues, hay quien le pone a toda su comida limón, o mayonesa, o catsup, yo le pongo crítica.
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