¡Duerme dentro de mí, en la cuna de mis pechos como una semilla de flor que ha de nacer en las tierras de mi voz!
Duermes y el mundo duerme contigo,
en tus ojos descansan las voces, las miradas, los deseos.
El aire se detiene ante las puertas de tu nariz ,
cascada que desciende dentro de tu cuerpo,
se desliza por tus rocas, en un murmullo,
se duerme en un caracol al fondo de tus ojos
y estalla en sueños que brotan de tu pelo.
Duermes y el mundo duerme contigo,
todos hechos de piedra se desvanecen, en el aire,
alfombra de encaje, descansan las mariposas, los insectos y las aves
y levitan mis alas buscando a que asirse.
Descanso en la orilla de tus ojos
como una piedra que sus aguas arrastran
en el eco de los silencios, me detengo ante las puertas de tu nariz
y entro como un fantasma para habitarte,
como una caricia que limpia la niebla dentro de tu rostro.
Duermen mis ojos y les salen dedos que recorren tus utopías ,
hormigas sobre las teclas de tus pestañas interpretando al silencio
y a la brisa que se impregna en el cristal de las ventanas.
La luz de mis ojos baja por tus labios,
recorre las cortinas del nuevo día,
le brotan raíces a tus dientes, van hacia adentro
y me arrastro con ellas como una hoja hacia a tus abismos,
esperando nacer en flor en sus desérticas tierras
¡Despiertas¡
me quedo inmóvil en la imagen de lo soñado
como viejos y olvidados pasos que se quiebran en los recuerdos,
como las alas gigantes que sostienen la urna en donde sueñas.
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