Como un niño asustado o rebelde
mi razón no lo podrá decir
el alma del beso se escondió y fue tras la mariposa de luz
a parajes insondables para mis ojos,
hacia las sombras del viento,
hacia dentro en busca de algo
y que buscaba en ese juego mi corazón no lo podrá decir.
Quizás las huellas del trompo,
el rastro invisible de la canica que se fue al hoyo del conejo de Alicia
o a la ruta de aquel camión de madera que entre sueños por fin
llegó al cielo.
A escondidas me mantuvo en ese juego,
a pasos de estatuas en el tiempo
el primero que se ría pierde
mis labios también se fueron dentro
tras el cuerpo de serpiente de la lágrima
a parajes insondables para tus ojos.
Quizás en busca del recuerdo de un sueño,
de esa luz en los ojos de la niña
en los que pena y dicha nadaban abrazados,
tras todo el mar que puede contener un globo
o tras las palabras que pueden habitar una pelota.
En ese juego de esconderse te mantuvo,
mi beso que es semilla de todo amor poblado de pájaros,
hasta que de tanto ocultarse erró en todos los refugios,
hasta quedar desnudo sin más destino que tus ojos,
como lágrima que es sangre del dolor y toma forma de pétalo en el rostro
mirada de clavel que se niega a marchitarse.
Una máscara presa de las llamas irradia su fulgor en el velo de las otras,
las estatuas mudan su piel de polvo en las aguas de la luna
alguien rió primero
y como un niño dotado por la fuerza de un cometa
cansado de vagar entre escondites del espacio
sin mas destino que mis ojos
como una puerta con perfil de luz en las paredes de un muro
mirada de piedra al borde del colapso,
tu sonrisa se dejó entrever como la alegría de un ángel
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