Te encontré en la intersección de cuando yo decidí ya no ser más fiel a mi mujer, y tú decidiste salirte de ahí, y serle fiel a un hombre… nos miramos, no amamos, y regresamos cada quien a su camino.
Te esperé, siempre te esperé, y tú, todo el tiempo jugando a las escondidillas conmigo… ya acabó el juego, quisiera conocerte, para decirle a mi ser que no fue mi imaginación, sí hubo alguien para mí, acá.
Mi historia es muy simple, tú fuiste el amor de mi vida, yo no lo fui para ti, nos casamos, y tú me dejaste, ahora que estoy muriendo, no sé a quién culpar… para perdonarlo e irme en paz.
Tú me dejaste en el altar, no llegaste, tuve que devolver todos los regalos, menos uno… ha pasado el tiempo, mucho tiempo, y hoy he decidido devolverlo, ya no me hace falta, ya no me hace falta.
Vi tantas flores cultivadas correr en este día, no sé cómo explicarle a mi niña interior por qué no hubo una para mí… miraré las silvestres que encuentre a mi paso dedicadas a mí de parte de mi creador, que es puro amor.
Mi mamá me dijo que defendiera a mi marido de las mujeres, pero no me dijo que lo hiciera de la rutina…
Yo no tengo nada que decir sobre el amor… voy por un té para esta gripa.
No se tu nombre, ni cuántos pares de calcetines tienes en tu cajón, ni si sabes que existo, pero me hubiera gustado darte un regalo este 14 de febrero… mañana se me pasará.
No sé porqué sigo contigo, me maltratas, me engañas, me explotas; tal vez por el Síndrome de Estocolmo, por un castigo ancestral, por falta de fuerzas, o… no sé.
Te odio, te odio, te odio, y pensar que te amé, te amé, te amé hasta que moriste…
Te tuve para mí y te dejé ir, te dejé ir y ahora me arrepiento, ¿por qué en la vida no puede haber repetición? Dejaré de sobrevivir para vivir… tampoco hay repetición de vida.
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