Existe una nueva clase para ser explotada
por quienes lucran con productos etéreos,
se rige a esta nueva estirpe mediante el capital,
pensadores orillados a ser vendedores de ideas.
La creatividad se exprime en jornadas impensables
se deben servir pensamientos al mejor postor,
contratados sin gozo de prestaciones intelectuales
terminan por abaratar su mente de obra.
Pensar por uno mismo nunca ha sido buen negocio
por eso se contratan eruditos jornaleros,
con su labor pensativa otros simulan inteligencia;
el conocimiento vale cuando es dicho por los altos poderes.
Pertenecen al pueblo del cual se habían separado
cuando eran eruditos hacendados, intelectuales de la finura;
buhoneros del conocimiento, peones mal pagados,
parte del proletariado al servicio de abusadores millonarios.
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