Implantación no de chips sino de ideas, fraseadas en códigos de barras sicodélicos.
Aglomeración de conceptos masificados, comprados a precio catastral.
Desapercibidos traficantes de ideas, obtenidas éstas a fuerza de costumbres baratas.
Destajo de aburridas violaciones de claves, que penetran el fondo del corazón humano.
Tic tac de ideas electrónicas, multiformes, y de naturaleza dispersa.
Ahorro global en dramas cotidianos comprados por treinta ciclos de plata.
Asombro enclenque de países del primer, segundo y cualquier mundo por martirio sofistidado ajeno, de principios no progrmados.
Doctorado imparcial en derechos humanos de ideas propias… inexistente.
Conjeturas tiernas safandose de todo hilo de lógica deductiva bien pagada.
Razonamientos controlados, esperando a ser sacados a bailar por quinestésicos rebeldes.
Destrucción sin límite para quien no sabe contar.
Pero esperamos, según nos lo tiene tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia.
Ajedrez trifásico en espera de ser movido por humanos desconectados de todo humo de ironía mundana.
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