Tirita el mar en esta canción para mamá
de gotas de rocío que a la noche se le escapan
y después en su delirio sale a encontrar.
Se abre el vientre de tiempo de amaneceres en esta canción
al silencio de océano que me embarga,
como un retorno al florecimiento de tus manos.
y es infinidad para el temor de mi peregrinaje
para las espuelas del cantar que me desborda.
Tu pecho pronuncia sus voces de nuevo
sus voces de niña y conservan un susto por vivir
atorado en la garganta de los días.
Se esparce tu luz de luna,
y en ellos los latidos de la madrugada,
y se liberan llantos de algodón de los telares de la historia
Escucha con las cuencas vacías al estrudoso silencio que llena estos ojos míos que cantan
a esta lluvia que soy y arde en las llagas de la tierra.
Te canto mamá niña mía que antes de crearme como una llama en tu vientre de cera
fuiste yo en otra vida,
y te convoco a escuchar los sonidos del cielo cuando libera a sus olas nocturnas
con el canto acuático de sus aves en la profundidad de las estrellas.
Con este canto siembra de vuelta la arena de mis sueños,
la respiración cansada del cuerpo erguido de mareas
para arrullarlo en las palabras que le dieron luz a mi memoria.
Hay dolor en mis notas, saberes aprendidos de la sombra del sol,
y al igual hay deseo por retornar al espejo roto de la vida que emana de tus palmas.
Reciban tus arrugas a mis ecos, vislumbres que disipan la oscuridad de tu vejez,
gotas de sangre en su velero que ansías pretende recobrar tu sosiego.
En mi canto me vierto para que me reclames
cual lo hacen las ostras al reclamar el brillo de las estrellas,
pues no soy madre mía , mas que un atisbo de tu fulgor
en el pavimento de la noche, una pizca de sentimiento que en un acto de amor se le escapó a tu ser.
Canta el espíritu de mi alma para revivirse en el vacío pleno de tí,
de los colores de tus lágrimas,
caminos de luces para los que no hay ya más oscuridad.
Canto madre canto como una lágrima que se pronuncia en el umbral del ojo de tu cuerpo,
como húmeda de vida y lista para evaporarse en su sol negro,
como lista para florecer en el útero de tu amor,
templo oriundo de este cantar,
de una verdad que emigra a través del tiempo.
Canto y floto en las aguas de tu voz sin alas ya,
para cantarte madre para cantarte.
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