Dicen todas las lenguas juntas que el viento se lleva los besos de papel y no es menos cierto que se lleva lo que calla el beso por ser beso y lo no inscrito pero soñado por la febril ausencia de otros labios.
Sobre mis labios escribiste versos que nunca llegaron a ser
con tinta perfumada de tu amor sobre lo que sus finitos horizontes reclamaban
el viento con su marcha fúnebre se llevó las frases cimentadas,
y a mis labios como a un trozo de papel roto y arrugado, lo arrastró al mundo de los pergaminos en censura.
¿A su origen? ¿Es ése el cielo?
¿O las entrañas de la tierra que más allá que alumbrar sus sueños desea agitar sus alas de barro?
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