Ayer me dieron ganas de escombrar mis cajones, mi ropa, todo lo que ya no uso y me estorba. En la tarde, ya bastante cansada, vi que una bosa de cosas la había pasado del closet, a un cajón, de ahí a la cochera, al patio, y al final, puesta en una caja hasta arriba del closet de servicio; pero su lugar de destino seguía siendo la casa.
Abrí la bolsa y volví a revisar, por si hubiera algo que pudiera sacar; y me encontré con pantallas de computadoras con muchas ventanas de programas abiertos, tazas de leche sin terminar, relaciones con ex novios no finiquitadas, capítulos de libros que no terminé de leer, conversaciones con mi madre no concluidas, una cajita llena ‘perdones’ que nunca envié, dinero de cuentas añejas no pagadas, notas de ropa de la tintorería que no fui a recoger.
Me decidí, y pasé todo esto a una bolsa negra para basura y la saque para que se la llevara el camión, pero fue la única bolsa de la colonia que no se llevaron. Me dijeron que este tipo de basura no se degrada y por tanto es altamente contaminante.
Para deshacerme de ella, la puse a la venta en Mercado Libre, no cobré el envío, y di gratis 1 bolsa más, pero nadie se interesó en ella; eso sí, tuve que pagar por el anuncio. Luego, fui a la NASA y la amarré en los cohetes de la nave que se fue al espacio, con la esperanza que se quemara, pero no fue así; me la regresaron y me metieron a la cárcel. Pregunte en la red, cómo deshacerme de esta bolsa, y un niño como de tres años me contestó: “Termínate la leche.” Y fue lo que hice, así mismo, terminé con mis ex novios por face book, envié los correos que había escrito y no había mandado, cerré todas las ventanas de la pantalla de la computadora, terminé de leer la creación “Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho.” Fui por la ropa a la tintorería, pero como ya no existía, rompí la nota.
Ahora se ve la casa más escombrada.
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