A veces el día prefiere quedarse en la jaula de la noche bebiendo agua de luna.
Se entretiene y sueña y entre algodones y plumas persuadido por su sonajero de estrellas
no siente los deseos de alumbrar o de comer semillas de rocío
ni de jugar con los pájaros sin hogar que en doradas danzas le presumen la libertad.
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