Tortura entretejida en la sinopsis multicultural, con miserable posibilidad de auto liberación; que pasa desapercibida en el umbral de una plática dogmáticas de estabilidad familiar.
Miradas retadoras que pronuncian ventajas por seguir una u otra opción, sin pensar en conciliar.
Aletargamiento eufórico que deshace el fémur, el yunque y el martillo.
Estadísticas mundiales que muestran más muertes vivientes por ella, que por depresiones no diagnosticadas. No está incluida la dosis en la cartilla de vacunación… o todavía no hay la tecnología para extraerla.
Algo así captan los ni nis, o solo se dejan llevar por la comodidad, chupando su tuétano sabor a rutina.
Paradoja por antonomasia; lágrimas por dolores y alegrías en la misma gotita, indefinible por astuta y escurridiza. No sé que más decir… proseguiré mi rutina: Feliz el hombre que medita sus caminos en su corazón y sus secretos considera.
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