−Antes de irnos a nuestro planeta, quiero leerte una calaverita, papá.
−La escucho, pero no más imitaciones de los seres de este planeta; ya eres un alienígena obeso, enfrascado en tu móvil, y ahora haciendo calaveritas.
−Sí papá, es re divertido vivir en este planeta, aquí está:
El Planeta Tierra desolado ha quedado
y todos sus habitantes han migrado al otro lado;
unos por sobredosis, enojados, otros engordados,
algunos desvelados, desnutridos, o estresados.
Fue el planeta más fácil de desocupar.
Las armas de destrucción las pusimos a descansar.
Se promulgó la ley de autodestrucción, y sin chistar
todos ellos juntaron para pagar.
La calaca ha quedado sola, sin qué husmear,
le ha echado el ojo a otro planeta estelar.
¡Oh Dios!, que no sea el nuestro, para aterrizar.
Mejor dejemos a estos mortales, y nos vamos sin parar.
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