Por aquellos días Isabel no hacía más hojear el libro de La Metamorfosis de Kafka fuertemente influenciada por ideas paranoicas de que uno se puede convertir en cualquier cosa que no es de la noche a la mañana. En ese entonces Isabel acababa de cumplir los 15 años los cuales sus padres obreros nunca pudieron festejarle por falta de recursos y otras justificaciones más que afectaron fuertemente a la muchachita que entraba en la plenitud de la adolescencia y que tenía fuertes deseos de que le reconocieran algo en la vida.
Isabel contaba con pocos amigos y ante todos se mostraba con la típica niña que día tras día hacía lo mismo sin arriesgarse a tener aventuras por miedo o por bobera como decían muchos que se burlaban de ella hasta tal punto que nuestra heroína prefirió encerrarse en los libros y sobre todo en el de la metamorfosis que le había regalado su mejor amiga al cumplir la edad en la que todas la chicas van en pos de la independencia(frase muy común en su amiga, la que se vanagloriaba de ser muy culta e independiente para su edad)
Los padres de Isabel eran simples, solían ver la vida por lo que es a menudo, un lugar el que hay que trabajar duro si quieres sobrevivir y en el que sólo los ricos pueden darse el lujo de soñar. Por lo general ninguno tenía tiempo para hablar de otra cosa que no fueran cuentas y precios y las necesidades más básicas de la vida de los tres, por lo que Isabel buscaba refugio en su amiga que cada vez con sus regalos frecuentes de libros la alejaba del concepto de vida de sus ordinarios padres.
A pesar de ser Isabel una chica X, que nunca acaparó la atención ni por su belleza ni por su fealdad, tenía un don muy característico. El de entregarse con pasión a la vida de los personajes de las historias que leía y que en una relación de amistad estaba dispuesta a una entrega total de sus cualidades para un bien mayor que ella. Admiraba a sus amigos, a los cuales consideraba como diamantes que la sacaban de su aburrida cotidianidad y a los que a veces idolatraba en exceso pero siempre sacando lo mejor que le podían aportar con sus consejos e ideas. Eran tres sus amigos, Julio, Alfredo y Estefany que por ser considerados los raros siempre andaban en triada e involucraban a Isabel en sus aventuras intelectuales. Estefany era su confidente más leal pero también sentía una fuerte atracción por Alfredo, un muchacho lleno de acertijos y conocimientos que a Isabel se le hacían fascinantes.
Isabel no tenía otra aspiración más que leer y ganarse el aprecio de aquellos tres seres que la habían acogido en su pequeña familia de marginados ante un mundo de padres obreros que se desvivían por alimentar a la sociedad. Así que cualquier imprevisto del destino que pudiera robarle estas joyas a nuestra heroína podía representar el apocalipsis de su vida adolescente.
Una mañana cuando Isabel despertó bastante apurada porque ya se le hacía tarde para llegar a la escuela y su madre la apresuraba desde la puerta de la habitación, se percató de que se sentía sumamente pesada como si en su débil espalda de muchachita flaca cargara un saco muy pesado. Aún así se apresuró a llegar al baño para alistarse mas lo que vio en el espejo fue tan aterrador que sólo pudo dar un grito tan agudo que paralizó a sus padres que ya se disponían a terminar con el desayuno.
La persona que observaba a Isabel desde el espejo no era ella, sino un tipo de ave que conservaba su rostro de muchacha pero que lucía unas enormes alas y un cuerpo lleno de plumas con sus respectivas patas. Todo vestigio de pechos y de cintura habían sido borrados por ese nuevo cuerpo, lo que le dolió profundamente a Isabel porque si de algo se podía sentir orgullosa era de sus atributos femeninos que ya comenzaban a vislumbrarse y que en algunas ocasiones había robado la mirada de varios chicos de su edad. Parecía haberse convertido en un ave bebé aunque su tamaño era descomunal pero las plumas que le colgaban eran como las de un pollito que todavía no muestra sus mejores atractivos y para colmo también había comenzado a sangrar por sus partes nobles lo que era realmente confuso para apenas una niña de 15 años.
La madre de Isabel al verla dio un grito tan grande que algunos vecinos comenzaron a llamar a la casa. El padre por el contrario no gritó pero se sintió tan decepcionado pues era muy lógico desde su punto de vista machista y cerrado que su esposa lo había traicionado con algún hombre ave y que él había quedado como un tonto por asumir una hija que no era de él.
Isabel como iluminada por un rayo de sabiduría les cambió la visión argumentando que eso era debido a Zeus o a algún otro dios que al enamorarse de ella y no ser correspondido se había vengado dándole tal forma o que posiblemente era una artimaña de Hera que se había puesto celosa de su belleza. Obviamente Isabel sabía que eso era una mentira que sólo estaba usando para salir del paso y no torturar la mente de su padre ni hacer sentir culpable a su madre, que efectivamente en algún momento había tenido relaciones con el panadero y un taxista antes de que naciera Isabel. Isabel se había percatado de que se parecía a cualquier hombre menos a su padre, pero no estaba dispuesta a crear todo un revuelo a casusa de aquella extraña metamorfosis que como a Gregorio Samsa la estaba asolando. El grave problema en aquel momento era descubrir porque le estaba sucediendo aquello y cuál era la razón, pero cuando intento seguir dando argumentos se dio cuenta de que ya no podía hablar y que de su boca salía el sonido de un ave apoderada por la desesperación como si estuviera a punto de ser cazada.
Los padres se aterraron pues como Isabel lo único que les pasaba por la mente era un tonel de dudas y aún más fuertes pues ellos no sabían nada sobre Júpiter, Juno o Hermes y todo lo acontecido era más bien una cuestión del Diablo que se había ensañado con ellos. Entonces decidieron esconder aquella rareza, al menos hasta encontrar una posible solución al problema. Pasaron los meses e Isabel no salía de su cuarto y sólo comía por la benevolencia de su madre que le llevaba la comida y se la intentaba poner en la boca ya que Isabel se había vuelto extremadamente torpe.
Pero un día aconteció lo inevitable. Julio, Alfredo y Estefany decidieron ir a visitar a su desaparecida amiga, era lógico, querían respuesta tras varios meses de ausencia de su compañera leal a la que ya habían intentado buscar por todas las formas sin encontrar respuestas de ningún maestro, pues todos argumentaban que su familia se había ido de la ciudad de un día para otro, pero que Isabel no se despidiera era muy extraño, ya que se desvivía por aquellos tres seres de una forma excepcional.
Como los tres chicos no hallaron a nadie en casa, decidieron trepar por la ventana del cuarto de Isabel y gracias a que eran ágiles lo lograron sin tanto esfuerzo. Cuando lograron entrar la sorpresa fue tanta que Estefany se desmayó del impacto. Isabel los reconoció inmediatamente pues sus recuerdos y pensamientos seguían intactos mas le era imposible articular alguna palabra para su favor. Sus tres amigos no podía creerlo ni tampoco encontraban una posible lógica a aquel nefasto acontecimiento y aunque el miedo los dominaba se acercaron a Isabel más dominados por la curiosidad que otra cosa. Así que cuando se hubieron acercado a la cama vieron que no sólo estaba trasformada completamente en ave excepto por la cara sino que también ponía unos enormes huevos. Con los que probablemente se podía alimentar a una familia entera. Estefany no lo pensó dos veces y se metió uno a la bolsa aunque Isabel intentaba impedírselo a toda costa. Los motivos son desconocidos pero al parecer Isabel presentía que eso la llevaría a la perdición.
Justo cuando los tres chicos se disponían a salir, entraron en el cuarto los padres de Isabel los cuales a ver que su secreto había sido descubierto intentaron secuestrar a los chicos pero Estefany tan inteligente como siempre dio muy buenos argumentos mientras convencía a los padres de que no habían robado con mala intensión sino que aquel huevo era algo revelador pues podía alimentar por una semana entera y que era muy noble de su parte que no hubieran querido hacer negocio con ellos.
En ese momento a los padres de nuestra heroína se les prendió el foco, ¿cómo era posible que no se les ocurriera esa idea antes? quizá el amor hacía su hija o la vergüenza lo había impedido pero ahora estaban convencidos de que a pesar de aquella tragedia podían sacar algo bueno que los sacara de la pobreza.
Después de aquel incidente los padres de Isabel dejaron de trabajar y comenzaron a usar todos sus ahorros en una campaña de patrocinio para la fama de su hija. Miles de televisoras llegaron a su casa para grabar a Isabel poniendo huevos sobre su cama y todo el mundo supo que existía una chica ave que ponía huevos enormes capaces de alimentar a toda una familia sin crear efectos secundarios como que alguien a comerlos se volviera ave. También era una gran novedad que la chica menstruara y que sus pechos emplumados siguieran creciendo sin que el ser ave hubiera inhibido su desarrollo humano, además Isabel era capaz de comunicarse si le daban hoja y lápiz para que escribiera sus pensamientos. Era en pocas palabras, la sensación del milenio.
Las televisoras ganaron mucho dinero con las noticias de aquel fenómeno y hasta aprovecharon la oportunidad de hacer un Reality Show acerca de la vida de Isabel y de sus padres que ya habían creado una fábrica especializada en el cuidado de los huevos para hacerlos más cálidos y comestibles para las masas. Uno de esos huevos costaba mucho pero era capaz de alimentar por casi dos meses a una familia entera por lo que los Huevos de la familia Rodríguez se hicieron sumamente famosos, todo el bum de la época, casi un descubrimiento científico.
Los padres de Isabel de la noche a la mañana como el raro fenómeno de su hija se hicieron las celebridades del momento y también sumamente ricos hasta el punto de que se mudaron a una mansión y tuvieron que hacer uso de guarda espaldas y de sirvientes para seguir con la fábrica de huevos, en las que Isabel era el centro de atención además ser muy explotada para que constantemente pusiera más huevos.
Pasaron años pero con cada minuto la pequeña familia se hacía más rica y cada vez tenían más huevos, tantos que ya no hacía falta que Isabel siguiera produciendo, pues con los que tenían bastaba para que alimentaran a generaciones enteras y el dinero nunca se acabara. La madre de Isabel era casi una reina, andaba en los mejores coches e iba a los mejores lugares para comer con famosos y hablar acerca de la maravilla de sus huevos. El padre era el dueño de la fábrica y prácticamente no paraba en casa pues se había vuelto actor, su máximo sueño de niño, cumplido y no solamente como un artorucho sino que se codeaba con las máximas estrellas del cine y ya hasta había sido nominado dos veces para un Oscar como mejor actor de reparto.
Ya ninguno de los dos tenía tiempo para Isabel ni tampoco sus amigos, que ya estaban en la mitad de la carrera y se habían beneficiado de una parte de su fortuna por dar la brillante idea de los huevos. Los tres y sobre todo Estefany estudiaban en las universidades más caras del país y en sus vacaciones se dedicaban a viajar por todo el mundo conociendo a sus parejas más excitantes. Llegó un momento en que los padres de la chica ave se comenzaron a pelear por quien ser haría cargo de ella para alimentarla pues los sirvientes estaban muy ocupados con las mansiones y las fábricas, así que para no generar malos entendidos en su matrimonio decidieron donarla a un famoso circo que constantemente quería competir con el Du Solei.
El dueño del circo enseguida acepto la oferta pues Isabel era sumamente famosa y además podía componer todo tipo de historias y versos con el lápiz al cual con el trascurso de los años había aprendido a usar de una forma sorprendente como si tuviera manos en vez de alas. Su plan era que Isabel cantara mientras en una pantalla multimedia aparecería la letra de sus canciones. Él la entrenaría con tanta agudeza que llegaría a ganarle a las mejores cantantes de la época.
Y así fue, la entrenó y su circo brilló por algún tiempo con el talento único de la chica ave, capaz de cantar a pesar de que nadie podía definir qué tipo de ave era con aquellas plumas grises sin ningún atractivo más que aquel pájaro estaba dotado de una sensibilidad humana, un caso extraño obviamente en un ave.
Cuando llegaron otros atractivos al circo, Isabel fue relegada al aviario de aves exóticas que todos los domingos era gratis. Ahí estuvo mucho tiempo con sus hermanas aves, con las que le era imposible mantener algún tipo de comunicación puesto que todas eran aves normales sin capacidad para pensar. Muchas veces tuvo que pelear con el águila líder que siempre la percibió como amenaza capaz de quitarle su autoridad en el aviario, pero después de varios altercados en los que casi Isabel muere aprendió a luchar como una autentica ave capaz también de sobrevivir en el mundo animal. Eso le dio habilidad y le hizo ganar el respeto de sus hermanas.
Isabel pudo haberse quedado toda la vida en esa situación sino hubiera sido por Jorge un experto en biología que estaba fascinado con su historia, con las aves y con la literatura, sobre todo con la obra de la metamorfosis y veía en Isabel lo más asombroso del mundo. Un día llegó al circo pidiendo ver al ave mujer y resultó que el dueño hasta se la ofreció como regalo ya que no había espacio para ella y estaba en un estado muy deplorable ya que le faltaban los cuidados necesarios. Jorge se sintió tan feliz como poseído por un orgasmo emocional, pues había viajado desde muy lejos para ver aquella maravilla. Así que inmediatamente se embarcó de regreso hacia su pueblo natal con Isabel.
Jorge era joven y estudioso, se podría decir que un erudito de la biología y un hombre extremadamente refinando siempre dispuesto a indagar en todo lo que la vida le ponía en el camino. Había estado muchos años intentado descifrar la causa del milagro de Isabel sin llegar a un punto lógico de las hipótesis por lo que comprendió que hay cosas que no tienen explicación y que hay que aceptarlas como milagros del universo.
El joven alimentaba muy bien a la joven ave, la tenía en un jardín exclusivo y todas las noches se comunicaba con ella a través de apasionadas cartas de amistad y amor, así surgió algo inexplicable, la amistad más poderosa que se pudieron imaginar aquellos dos seres solitarios que vivían alejados del mundo. Isabel desarrolló aún más su vocación por la escritura y por primera vez se sintió realmente amada y libre y aunque su devoción por Jorge se convirtió en un profundo amor de mujer le era imposible tocarlo como una ni mantener relaciones sexuales.
Jorge comprendió que era una esclavitud para Isabel que el la mantuviera en ese estado, así que un día decidió liberarla frente al mar y que siguiera su curso aunque aquel acto significara la perdida más grande de su vida. La liberó un día lunes con la intención de que Isabel buscara alguna isla o lugar propicio para vivir en libertad e incluso encontrar a alguien como ella. Isabel al principió se rehusó marcharse pero finalmente cedió bajo los argumentos de su amigo que la impulso en vuelo.
Isabel estuvo mucho tiempo volando hasta que un día encontró una isla solitaria en la que se sintió completamente libre, lejos de sus padres, de sus amigos, de su Jorge, lejos de cualquier persona a la idolatrar y entonces en el primer lago de agua dulce que encontró decidió mirarse buscando en ella todo el consuelo y una imagen a quien invocar.
Entonces justo cuando posó sus ojos en la mirada del aquel reflejo que la observaba con profunda reverencia se convirtió en una hermosa mujer joven, tan hermosa que le era casi imposible creerlo. Conservaba todavía rastros de plumas en su espalda más su cuerpo era perfecto, emanaba sensualidad y un desarrollo envidiable para cualquier mujer de su edad. Su rostro como el de una diosa reflejaba inocencia pero también la picardía propia de una mujer hermosa que se sabe como tal. Era increíble, aquella metamorfosis le había quitado todo, lo más preciado, el amor de sus padres, de sus amigos, de un hombre que pudiera devolverle el amor pero en ese justo momento se lo devolvía todo con más belleza.
Isabel nunca más volvió a buscar a sus padres y en algún momento se enteró por las noticias que habían caído en bancarrota a causa de un robo masivo de los huevos de la fortuna y que ahora buscaban desesperadamente con el dueño del circo a su hija perdida para continuar beneficiándose, su padre nunca ganó el oscar y su carrera se desprestigió a causa de las drogas. Jorge siguió investigando acerca de nuevas formas de vida y hoy es un famoso científico. Un día una hermosa mujer con unas pocas plumas en la espalda llegó a su puerta y entabló una excitante conversación que lo volvió loco de amor como si la conociera de toda la vida. En una semana se casó con ella y hoy tienen 5 hijos, todos muy inteligentes y creativos con los que ha abierto un centro científico y otro de arte. Estefany nunca más volvió a saber de Julio y Alfredo, se casó con un hombre que la estafó robándole toda su fortuna y la dejó embarazada de un niño con síndrome de Down, como es un niño del que no puede beneficiarse y al que tiene que darle profundas muestras de amor vive en constante tortura hasta el punto que ha intentado suicidarse dos veces. Isabel se volvió escritora con varios nombres de pluma lo que le ha dado un notable reconocimiento en el mundo de las letras y la posibilidad de ser autora de muchos escritores fracasados que buscan ayuda en su ingenio, tiene 5 hijos y su esposo Jorge la ama profundamente como si ella fuera lo que le quedó del recuerdo de una vieja amiga ave. Julio murió joven de un paro cardiaco y Alfredo se casó con una mujer sumamente dominante que no lo deja ni ir a la esquina sin hacerle antes una llamada. Muchas de las historias de Isabel son famosas y algunas han sido llevadas al cine por grandes directores, pero como se cambió el nombre nunca sus padres han podido encontrarla ya que siguen buscando a un ave con rostro de chica. No come huevos y siempre que ve a alguien diferente como Gregorio Samsa o poseído por cambios del destino le da una oportunidad de hallar asilo. Es también una exitosa bailarina de las alturas donde se exhibe con gran belleza en el trapecio y las telas. Una mujer feliz que aún conserva unas cuantas plumas de sus años adolescentes.
ISABEL R.
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