El
llanto
se congela
y brota con el sol
al p a s a r los días.
Cuando la lágrima
cae desde el c i e l o
y se vuelve gota
de plata en
desmayo
las puntas
de los dedos
se d e s n u d a n.
Se tocan, todas
las lunas, todas
las calmas, todas
las manos
se a l i n e a n
un as
tant as
a otr as.
El tendedero
de luciérnagas
d e s f i l a
cuenta
por
cuenta
como un
narrar numérico
– es el a z u l pasar
de los d í a s –
La gota cae
así misma
como al
suelo cae
la semilla
de plata.
Y en el á b a c o
tendido
por el recuerdo
en aquél árbol
cuento
las p e r l a s
del pasar de la v i d a.
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