Se siente el ardor en mi rostro
De lágrimas que van lamiendo mi carne
Sobre el contorno de sus cráteres;
Siguen el desfile en silencio
Como una marcha fúnebre de mi alma
Y aceptando que ha muerto
Deciden suicidarse con ella
c
a
y
e
n
d
o
al abismo
Son tragadas por el suelo y su frío ataúd
Ahora ya no son mías
Lamen otros rostros
Viven en otros cuerpos
Atesoran labios rotos para hundirse en sus cuencas
Tristemente mi llanto
Es agua para muertos.
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