El sol llevaba unas horas despierto.
El día de campo había comenzado.
La mañana fresca y helada, rosaba
el viento frío por mis mejillas
viajaban las carcajadas
de los adultos.
Yo
era
una
niña
y no tenía más de ocho años
Me llamaba
la profundidad del bosque.
Por un verde y oscuro sendero
me adentré por un camino de mil pinos
iban las voces
…Desvaneciéndose
Miré atrás,
mientras caminaba
Me alejé y olvidaba
Con quienes había venido
Continué caminando hasta…
| …topar…|
…con un vívido y cristalino…
… r í o …
Avancé hasta posarme/ en la orilla/
Hasta sentir el agua dulce,
Sal can
pi do
… sobre mis mejillas
Con fuerza
metí mis manos en el agua
E l … r í o . . .
corríamuyrápido
Un pez
nadaba
contra
corriente
Y yo lo quería
¡En mis manos!
Lo había perseguido
y ahí venía.
bajaba
desde
la
montaña
…para verme pasar
Yo quería, abrazarlo.
Se alistó. Corrió por el agua cristalina.
Vino muy fuerte.
Sería mío
Iba… a…
a t r a p a r l o
Lo apreté con toda la
desesperación
Me llenaba los dedos de cosquillas.
Se resbalaba entre mis palmas
Bailaba en mis manos.
“No huirás”. Le dije seriamente
como hablan los adultos
como cuando rezan,
con sus rosarios.
La corriente iba más fuerte.
Era un gusano de agua
que corría
como león quemado.
Estrujé al pez dorado.
Bailaba. Locamente se agitaba
Se estrellaba contra mi piel.
Le quemaba el aire. Opté por sacarlo.
Lo aplasté de nuevo.
“No te irás”
Lo estrujé, aún más fuerte.
. . .
. . .
La sangre estaba chorreando.
Lloré.
No se movía.
Ya era rojo, el pez dorado
Y se me deshacía… en las manos.
El agua era carmín
El pez estaba inerte.
Se había ido. Lo había matado.
En el nulo deseo de poseerle
lo abracé sin suerte
Desfalleció
Yo, despojada de pena alguna
(El pez deseaba emprender su huida, mostróse terco)
Llegué a la cólera.
azotando su cadáver
contra las piedras.
Una, dos, tres veces
Diez y
cinco
veces más.
Me miraban ellas
bajo el agua
La corriente era más salvaje.
El río aullaba enfadado
pues yo había asesinado
a uno de sus hijos
Ya no había pez,
Sino vértebras
Y una niña
teñida de sangre.
Me asomé, en el espejo
del agua, para verme
a mí misma
dispuesta
a tomar otro pez.
Pero mi imagen
no era clara…
Y el río era salvaje.
Y me incliné tanto.
tanto…
taanto…
TANTO
perdiendo el equilibrio
Tambaleando en el aire
yéndome río abajo
Muy abajo.
Y me estrellé
contra los peces
contra las piedras
Y fui
Re
bo
tan
do
La transparencia
del agua era una turbiedad
rojiza
Y la niña que quiso
Abrazar al pez pronto era vértebras
Y las manos que sujetaron al pez
Colgaban frías,
de otros brazos
Fue el pequeño cuerpo
del río, frío y sacado
Fue el embrujo de una niña
convertida
en pez dorado.
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