Entre suspiros está el silencio más delgado,
todas las ramas, todos los mundos, todas las eras
y tu mirada rodando.
Está el sentimiento más espeso de presentirse para siempre un recuerdo
que aferra sus garras a las memoria de espadas, a la certidumbre que te despide,
la nieve imperiosa que libera sus corceles blancos contigo encima hasta el adiós perpetuo.
Entre suspiros estás tú como el canto de todas la voces, como brillo único de la aurora.
Está la pena, el adiós último con el que visto de cal tu rostro sobre la sombra de los muros ,
de esta, mi pasión y escudo.
Entre la estreril soledad, penuria del sentimiento, el vestigio de un amor que se rompe al suspirar,
tú enciendes el salvaje carrusel del corazón.
Te vistes de árbol de nubes que el viento celeste arrastra,
de ábol de cemento que desploma el adiós definitivo.
En un suspiro libero tus semillas.
El apego como un cuervo intenta asirse a las blancas y arrugadas raíces de tus huesos.
Pero todo fluye en el despliegue del aire,
tus huellas de trinos en el hielo,
el candil del deseo en las hogueras,
el rumor del perdón que me libera.
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