LA ALBERCA DE MIS VECINOS
Me levanto y abro la cortina antes de empezar cualquier otra actividad, tengo siete años, pero parezco más grande, es lo que todos dicen. Tal vez porque me gusta decir lo que pienso y además tengo muchos sueños, es más, ahora mismo tengo uno.
Vivo con mis tíos en un pequeño departamento a las afueras de San Vicente, en Chihuahua. Voy a la primaria Caudillos de la Revolución y me gusta mucho la natación.
Los vecinos de la casa de a lado tienen una alberca muy grande, el agua siempre está tibia y muy limpia. Nado ahí todos los días en diferentes estilos, dos vueltas, a veces tres.
Podría seguir nadando, pero tengo que cerrar la cortina, porque mi tía llama a desayunar.
ESA MÚSICA
Tomaste su mano y escuchaste los acordes de esa música, seguiste su ritmo suave y acompasado; soñaste despierta entre sus brazos mientras la música siguió tocando. El mundo desapareció: la música aceleró su ritmo. Ya no existió nada más para ti. Tu cuerpo se transformó en un vaivén sin final.
Le preguntaste: ¿De dónde viene esa música y por qué no se detiene? Tomó tu mano y la acercó a su pecho, escuchaste atentamente y seguiste bailando, ahora al ritmo de tu propio corazón.
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