Porque entre todas las farolas sólo tú abriste la herida para que la noche alumbrara al viejo dolor,
porque entre todas las oscuridades sólo tu hundiste las puntas de tus ojos en mi pecho
y dejaste a sus luces habitar y golpear las rocas que movían la ruleta de su vida.
Llegaste parecido a un cometa que vino a posar su cansancio en mi ser
y hoy dejas en sus olas las huellas de tu andar que persigo con mi barco de alas.
Ojos de mariposas fluorecentes sobre el oleaje de mis sueños salados
y no te cansas de levantar los mares con tu bastón forrado de luna
para que mis pies puedan conquistar la tierra del horizonte.
Me vigilas con tu vuelo y gustoso me regalas del polvo de tus alas
cuando el mar destrosa mi barco.
Porque también eres la noche con antifaz de hombre
y en tus manos nandan las costelaciones con su amor de madre
y es en su silencio donde me encuentro aunque parezca siempre el amor un ruido de besos
cuando tronamos en los dientes su corazón de nuez.
Si todo esto llegara a parecerte poco puedo decir que las sombras de mis ojos despiertan por ti
porque también eres un poco de día y sol prisionero entre la soledad de las sábanas,
y cuando todo está oscuro y la lluvia hace flotar en los charcos mi risa
entran por la ventana las resonancias de tu luz o abres las puertas para que mi manos te atrapen,
como un deseo compartido sólo para mí, el de tener un poco de luz si el cielo se empeña
en liberar a sus cuervos sobre las húmedas calles.
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