Tómame en tus manos cual si fuera una paloma que has hallado en el parque,
cual si fuera una gota de lluvia que ha caído por accidente en tu rostro,
Tómame con todos mis temblores, con el peso de los gritos del alma,
con el olor a barrode las calles elodadas y el sepulcro de las huellas,
tómame como a una huérfana que se aferra al resplandor de tus luces
en una calle desnuda ante el espejo de la noche.
Agarra mi cuerpo y alma indefensos cual si fueran baúles que esconden cintas del viento,
caminos y nadas, olores y estiércol reciclable,
cual si yo toda fuera cinco segudos detenidos en el corazón del tiempo
o un vagón descarrilado de ese corazón,
la basura en el ojo del instante.
Toma, no temas y fragmenta y corta mis palabras de cristal
y con ellas corta los largos hilos de tu dolor,
destruye al carretel del fuego del que emana esta angustia que revienta la nubes,
esferas de lágrimas que arrullan a fantasmas de niños que en la lluvia arrastro.
Tómame como a una piedra que se encuentra en la calle
y en la que se ensancha algún mensaje que hay que pulir en casa,
tómame como a la flor que sirve de sábanas para envolver la mirada.
Quiero que tus manos me sirvan de algodón perfumado, guardian de las heridas.
Apodérate, no dudes, puesto que yo te entrego el ánfora vacía de mi pecho
para que ella se derrames.
Corta mis palabras de maderay con ellas construye el trono para tus manos
donde yo pueda portar la corona del amor,
yo, ser de sombras que he salido de la noche a tu encuentro.
Tómame cual paloma mojada con las negras aguas de los lagos nocturnos,
tocada por los dedos morados de la lluvia.
Dale de beber mi voz tu canto para que el silencio que me embriaga y me mensaje que hilo en los ojos
sea aguja clavada en tu alma, capaz de abrir ventanas y vislumbrar a través de ellas la paz del presente.
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