¿Serán peces dentro de la pecera del tiempo,
peces celestes que caen sobre este mar nombrado Humanidad
donde su sino es morir devorados?
1983 me dijo: Son una avalancha de notas que nos envuelven
en las propagación de los recuerdos a través de la existencia.
Recordándonos una melodía casi olvidada se me figuran insectos
cayendo fugaces sobre un plato de agua, nombrado Reloj
ellos forman hileras en algo que llamamos Calendario,
robots programados a marcharse a su planeta,
terminada su labor de insertarnos un recuerdo.
¿Serán estrellas que se encarnan en la piel de las estatuas
o en las rocas de este pantano nombrado Tierra?
1987 me susurró: Son gotas que se deslizan incontables desde una llave en el cielo,
resbalan de las hojas de un árbol etéreo con raíces en el limbo,
derramándose en la atmósfera
Recordándonos voces extraviadas se me figuran cristales en el aire
que nos cortan y se llevan los sucesos, sin piedad,
divago en ellos viéndolos arrastrar la piel que nos sostiene a este paracaídas
llamado oxígeno.
Rememorándonos miradas en el espejo de los hechos
se me figuran espectros cayendo en resbaladillas a un jardín cementerio,
a un vacío, a un hoyo de bosques y ríos secos,
donde se reunen a purgar nuestras memorias en una hoguera.
2013 me habló en los sueños:
Son las canas de la luna que vienen y se van cantándonos sus historias
nos dejan en la cara sus arrugas.
Son los mismos niños que regresan como ancianos, llevándose como polvo
eso que llamamos cuerpos.
¿Se visten de números y aromas diferentes o serán un solo año
que envejece eternamente? No lo sé,
estoy esperando en la linea las confesiones
del 2024.
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