−Y a ti, ¿qué te regalaron tus abuelos? –pregunta Aldo a su compañero Willi; ellos y otros 4 más se encuentran en la alberca de la mansión de Ernesto
−Un Cern de solo 2 kilómetros, pero igualito al original, ya solo le faltan unos detalles para que lo empiece a usar –responde Willi comiendo papitas fritas con aderezo de caviar.
−Cuando ya funcione, ¿nos invitas a jugar? –dice Fedde sin dejar de chatear en su móvil.
−Sí, y a ti Fedde, ¿qué te dieron?
−Lo que siempre quise, pero ya me aburrió, unos mini dinosaurios reales, ya sabes, velociraptor, tiranosaurio rex, aunque, no puedo jugar con ellos, están en jaulas en la casa de la Isla. Además, hacen mucho ruido y no me dejan dormir.
−¡Yo quiero ir, me encantan los animales! Yo pedí mi propia red como la deep web, mi Rouse Web, pero como es secreta no se los puedo decir –exclama Rouse echándose a la alberca.
−Pues a mí, me dio mi abuelo un Hangar 18, Área 51, todo equipado, con extraterrestres y todo. Pero todavía no voy, ¡dicen que huele feo, ush!, están arreglando el sistema de ventilación para que vaya yo –comenta Clara tomándose su piña colada.
−¿Qué tal está tu piña colada, Clara?
−Buena, aunque sin alcohol, ya salimos de la educación elemental, pero, nuestros papás creen que seguimos siendo pequeños. Y a ti Ernesto, ¿qué te dieron?
−Una máquina del futuro –dice Ernesto enchuecando la boca y continúa−, lo que me molesta es que no va al pasado, solo al futuro, dice mi abuelo que no sea que yo cambie el pasado y ya no nazca él, ¡Como si no supiera manejar esos aparatos!, ¡ya tengo 12 años!
−¿La tienes aquí?, ¿podemos ir ahorita al futuro?, ¿ya la usaste?
−No Rouse, pero sí está aquí, podemos ir en el carrito, está como a quinientos metros. Si quieren vamos.
Ya instalados los 4 chicos y las dos chicas en la nave del futuro, con los trajes especiales, en las cabinas individuales, Ernesto prende los motores y les dice:
−¿A qué años quieren ir?, no muy lejano porque el abuelo tampoco me dejo que me fuera muy lejos, y, ¿así quiere que lo quiera?, pues no. Vamos al año 2060, es el último al que podemos ir. Ah!, el abuelo les dijo a los ingenieros que me pusieran fácil el tablero, ¡se pasa, no soy un bebé!
Cuando llegan, se asoman por la ventana, se bajan de la nave, le aprieta un botón que la hace parecer invisible; y empiezan a caminar observando las calles. Clara es la primera que habla:
−¿A dónde nos trajiste!, ¡esto es horrible!, mira casi todos drogados, allá están violando a una mujer, y allá a un niño, y nadie los ayuda, mira esa persona va caminando desnuda, ya se fijaron que nadie lleva un móvil visible, además, todo está pintarrajeado. Hay muchas cámaras, agachen la cara para que no sospechen que no estamos en sus registros. Miren, esos transportes no tocan el piso. Miren, todo lo que se programó en nuestra época está ya funcionando. Miren las caras, son inexpresivas, unos parecen androides, otros otra cosa, vamos a sacar fotos.
−¡No Clara!, vámonos de aquí, regresemos a la nave, apúrense, al fin que como la nave es invisible nadie la puede ver. Miren, ¡no somos los únicos con objetos invisible!, están saliendo hombres y mujeres de todos lados ¡Corran, nos vienen siguiendo, corran!
Llegan a la nave sofocados, y Ernesto toma el control y se va alejando de ese lugar, mientras los demás ven en sus móviles la información sobre esa época, dice Willi:
−Miren, hoy se despenalizó la violación, ya se puede violar a quien quieras y en donde quieras.
−Y, ¿por qué? –responde Clara.
−Supongo que por las mismas razones que se han ido despenalizando las anteriores leyes –comenta Willi con un tono de autosuficiencia.
−¿Cuál será la siguiente?
−Deja qué evolucione ésta y ya marcará la siguiente… eso dice mi abuela –responde Rouse soltando una carcajada.
−Dejen de hablar de eso, ¡encontré todos los inventos que ya se están usando!, hay que decirles a nuestros papás para sus negocios –dice Aldo con voz de asombro.
−Ellos ya lo saben, mi abuelo sí tiene una máquina del tiempo que puede ir a todos lados y yo no –comenta Ernesto molesto.
−Miren, es una manifestación virtual, contra varias leyes que se están aplicando, dicen: “Al hombre le parecen rectos todos sus caminos, pero es Yahveh quien pesa los corazones.” ¡Son millones de seguidores!
−¡Siempre va haber rebeldes, pero los podemos controlar!, eso dice mi abuela. ¿Ya nos vamos a regresar Ernesto?, tengo hambre –dice Rouse con tono de aburrimiento.
Fin
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