Presupuesto anual bien invertido en matizar los errores con flores de astucia bien diseñados.
Pan y circo evolucionados a ciudades suficientemente iluminadas, evocando la belleza que distrae de cualquier imperfección interna de presupuesto social.
Credulidad de las masas comprometida con los parámetros descompuestos de una sociedad dedicada a sobrevivir.
Aprendimos a callar ante la admiración de adornos muy coloridos de marca libre, y ante las injusticias internas, dadas en el noticiero mañanero.
Ya solo uno que otro repite: Pues es Dios mi ciudadela, el Dios de mi amor viene a mi encuentro.
Augusto Comte abrió el caminito para facilitar complacer a las masas para que voten… por quien tienen que votar.
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