Ya me cansé de esquivar huesos,
de olvidar rostros desaparecidos,
de secuestros sembrados en toda tierra,
de coincidir diario con la muerte.
Ya me cansé debido a tanto nadar en sangre,
esparcida por asesinos intocables;
debido a las amenazas ejecutorias,
que sentencian a callar las ideas.
¡Ya me cansé de ser testigo del sufrimiento!
Ya me cansé de buscar piedad en la penumbra.
Ya me cansé del sistema abusivo,
del paisaje corrupto en las raíces,
de la gobernación del miedo,
de la justicia que muere desesperanzada.
Ya me cansé debido al crimen consentido,
organizado desde cámaras disfuncionales;
debido al veneno del luto cotidiano,
causante del letargo a exclamar.
¡Ya me cansé de la cacería al inocente!
Ya me cansé de que la luz se desvanezca.
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