Una paciente muy imaginativa

−¿Cómo me siento?, con la pila en un 12 por ciento, quisiera desconectarme como mi celular, y guardarme en un cajón, no pensar en nada, y después de un tiempo, recargar mi pila, volverme a conectar y seguir mi vida.
−¿Te gusta tu vida?
−Hay cosas que sí y otras no tanto, otras me da igual. Pero ahora, solo quisiera olvidarme de todo por un tiempo; me siento como un canguro sin patas traseras, arrastrando su bolsa con sus crías, que pesan mucho.
−¿Vacaciones?
−Al más allá… por un tiempo, pero luego regresar.
−¿Luego regresar?
−Sí, no me quiero morir, tengo muchas metas y solo 27 años, pero, estoy muy cansada.
−Muy cansada, ¿de qué?
−No lo sé. Es como sí en el estilo crol de nado, practico natación, hiciera pura brazada y ninguna recuperación.
−Y, ¿por qué no haces recuperaciones?
−Porque… es como si yo fuera una niñita pequeña que tuviera un pedazo de pan para comer y un grupo de personas mayores con mucha experiencia y conocimientos me lo quisieran quitar, y no es que ellos no tuvieran alimento, sino que se los quieren quitar a todos y almacenarlo en sus bodegas; y yo estuviera siempre alerta para que no me lo quitaran, usando ellos diferentes maneras: obligada, manipulada, por gusto, o por distracción mía. Es más, creo que el pan soy yo. Lucho para sobrevivir en este mundo, pero ya me cansé. Ahorita se me viene una frase que dice: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os daré descanso.” ¿La has oído Aída?
−Mmm, mmm. Ya se acabó la sesión. Nos vemos a la próxima.
−No habrá próxima, acabo de caer en la cuenta de lo que me pasa. Estoy luchando desaforadamente y no con estrategia contra el consumismo, endeudarme, adicciones, moda, estándares de vida impuestos, pensamientos colectivos diseñados; y en muchas ocasiones me han vencido, y me la paso preocupada y pensando cómo salir de ello, ¡a qué hora descanso!, pero, ¡no más! Gracias psicóloga Aída, ¡eres genial!
Fin

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