Traducción: Hsin Hsin Ming — Seng’tsan por Daniel Morán

Compartimos un poema de Seng-Ts’an  (僧璨) (conocido como  Kanchi Sosan en Japón),  tercer patriarca del Zen en China, quien murió en el año 609 dejándonos  en versos, lo que se considera la más clara y completa declaración de Zen titulada Hsin* Hsin Ming. De las traducciones del japonés al inglés de Richard B. Clarke y Daisetsu Teitarō Suzuki, Daniel Morán nos recrea este  poema tan significativo en español.

Versos Sobre La Perfección De La Mente

El Gran Camino no es difícil,
para aquellos que no tienen preferencias;
Sólo cuando te liberas del odio y el amor
todo se vuelve claro y sin máscaras.
Haz la distinción más pequeña,
y el cielo y la tierra se separan.
Si deseas ver la verdad justo ante tus ojos,
no fijes pensamientos a favor o en contra de nada.

Poner lo que te gusta contra lo que no te gusta,
esa es la enfermedad de la mente.
Cuando el profundo significado (del Camino) no es comprendido,
la paz de la mente se altera en vano.

(El Gran Camino es) perfecto como el vasto espacio,
donde nada falta ni nada sobra.
Ciertamente, es debido a nuestra elección de aceptación o rechazo
que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas.
Cuando intentas ganar la quietud, deteniendo el movimiento,
la quietud así ganada está siempre en movimiento;
Mientras estés en un extremo u en otro del dualismo,
¿Cómo puedes darte cuenta de la unidad?

Y cuando la unidad no se entiende completamente,
De dos maneras se sostiene la pérdida:
La negación de la realidad es su propia afirmación,
y afirmación de la vaciedad es su negación.
Negar la realidad de las cosas es perder su realidad;
afirmar la vaciedad de las cosas
 es perder su realidad.

Cuanto más hables y pienses en ello,
más extraviado vagas lejos de la verdad.
Deja de hablar y de pensar
y no hay nada que no seas capaz de saber.

Regresar a la raíz es encontrar el significado,
perseguir apariencias es perderse de la Fuente
En el momento en que estamos iluminados por dentro
vamos más allá de la apariencia y la vaciedad.

Los cambios que ocurren en el mundo vacío
parecen reales debido a la ignorancia;
No busques la verdad;
solo deja de abrigar opiniones.
No te sometas al dualismo,
evita cuidadosamente perseguirlo.

Si hay rastros del bien y el mal, esto y lo otro,
la Mente-esencia se perderá en la confusión.
Aunque toda dualidad proviene de la Unidad,
no te apegues ni siquiera a esta Unidad.

Cuando una mente no se perturba,
Diez mil cosas no ofrecen ninguna ofensa.
No hay ofensa ofrecida, ni hay diez mil cosas;
Cuando no surgen pensamientos discriminatorios,
la vieja mente deja de existir.

Cuando los pensamientos-objetos se desvanecen,
el sujeto-pensante se desvanece,
y cuando la mente se desvanece,
los objetos desaparecen.

El sujeto se aquieta cuando el objeto cesa,
el objeto cesa cuando el sujeto se silencia.
El objeto es un objeto para el sujeto o mente,
y la mente es un sujeto para el objeto;
Sabe  la relatividad de los dos,
y la realidad básica: la unidad de la vaciedad.

En este vacío las dos son indistinguibles
y cada una contiene en sí misma el todo,
si no se discrimina entre burdo y fino, entre esto y aquello,
no se cae en la tentación de la opinión y el prejuicio.

El Gran Camino es calmo y de gran corazón,
nada es fácil, nada es difícil;
Pero los que tienen una visión limitada
son temerosos y vacilantes;
entre más se apresuran, más lentos van.
El apego no tiene limites;
apegarte incluso a la idea de la iluminación
es ir por mal camino.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.
Obedece la naturaleza de las cosas
y caminarás en concordia por el Gran Camino,
calmo, y fácil y libre de cualquier molestia.

Cuando los pensamientos están atados, te alejas de la verdad,
todo es oscuro y confuso.
La  onerosa práctica de juzgar
trae molestias y cansancio.
¿Qué beneficio puede derivarse
de distinciones y separaciones?

Si deseas moverte por el curso del Gran Camino 
no repudies ni siquiera el mundo de los sentidos y las ideas,
no tengas prejuicios contra los objetos-del-sexto-sentido
ciertamente al aceptarlos por completo,
eres uno con la iluminación verdadera.

Los sabios no se pierden en actividad,
mientras que los ignorantes se someten a ella.
Hay un Dharma, no muchos;
las distinciones surgen de las tenaces necesidades del ignorante,
mientras que en el Dharma mismo no hay individualización,
los ignorantes se adhieren a objetos particulares.
Es su propia mente la que les crea ilusiones,
¿no es esta la más grande de todas las auto-contradicciones?
Buscar la mente con mente discrimante,
es el mayor de todos los errores.

Descanso y desasosiego derivan de la ignorancia;
con la iluminación no hay agrado ni desagrado.
Toda forma de  dualidad
 es fraguada por la ignorancia misma
,
son como sueños de flores en el aire:
absurdo tratar de agarrarlas.
Ganancia y pérdida, correcto e incorrecto, bien y mal;
tales pensamientos deben ser abolidos a la vez.

Si el ojo nunca duerme,
 todos los sueños naturalmente cesan.
Si la mente no hace discriminaciones,
las diez mil cosas 
son como son, una-sola-esencia.
Cuando las diez mil cosas son vistas en su unidad, en su universalidad,
regresamos al origen y estamos donde alguna vez hemos estado.

Entender el misterio de esta una-sola-esencia
es liberarte de todo enredo.
Cuando todas las cosas son vistas igual,
la Auto-esencia sin tiempo es alcanzada.
No hay comparaciones, ni analogías posibles
en este estado sin causas, sin relaciones.

Comprende el movimiento en la quietud
y la quietud en el movimiento;
ambos, movimiento y quietud desaparecen.
Cuando dichas dualidades cesan de existir
la unidad en sí misma no puede existir.
A esta última finalidad
no hay ni ley ni descripción que se le pueda aplicar.

En el último final de las cosas,
donde no pueden ir más allá,
nada está sometido a reglas y medidas:
Para la mente unificada de acuerdo con el Camino,
todo el esfuerzo centrado en el ego, cesa.
Las dudas y las vacilaciones se desvanecen
y la vida  verdadera es posible.

De un solo golpe somos liberados de la esclavitud;
nada se aferra a nosotros y no nos aferramos a nada.
Todo está vacío, claro, auto-luminoso,
sin extenuación del poder de la mente.
Aquí el pensamiento, el sentimiento, el conocimiento y la imaginación, no tienen valor.
En este mundo de la Esencia (Suchness),
no hay ni  “yo” ni “otro-que-yo”.

Para ponerse en armonía directa con esta realidad
cuando la duda ascienda, simplemente di, “No dos.”
En este “No dos” nada está separado,
nada está excluido.
La misma negación de la dualidad,  incluye la dualidad.
No importa cuando ni donde,
la iluminación significa entrar a esta verdad.
Y esta verdad está más allá de la expansión o contracción del tiempo o el espacio;
en donde un simple pensamiento es diez mil años.
Vaciedad aquí, Vaciedad allá,
pero el  infinito  universo permanece siempre ante tus ojos.
Infinitamente grande, infinitamente pequeño:
no hay diferencia, porque las definiciones han desaparecido,
y no se ven fronteras.
Las cosas infinitamente grandes son tan pequeñas como las cosas pequeñas  pueden ser,
porque los límites objetivos no son considerados aquí.
Lo mismo sucede con el ser y el no-ser.
Lo que es, es lo mismo que lo que no es,
lo que no es, es lo mismo que lo que es:
No demores tu tiempo con dudas y argumentos
que no tienen nada que ver con esto.

Una cosa, todas las cosas.
Uno en Todo, Todo en Uno,
se mueven y entremezclan,
sin distinción.
Vivir en esta realización
es estar sin ansiedad sobre la noperfección.
Vivir en esta verdad, es el camino de la no-dualidad,
porque lo no-dual es uno con la mente que confía.
Palabras!
El Camino está más allá del lenguaje,
porque en él no hay ayer
no hay mañana
no hay
hoy.

 

(*) Hsin: es una de esas palabras chinas que desafía toda traducción pues significa tanto mente, como corazón, alma y  espíritu de manera singular para cada una de esas palabras de manera individual e incluyéndolas todas al mismo tiempo.

Fuentes:
http://terebess.hu/english/hsin.html#3
http://terebess.hu/english/suzuki2.html#44

Seng Tsan, Tercer Patriarca del Zen, siglo VI

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